Capítulo 6

Pasaron varios días desde el último encuentro de Ava con su psicóloga. Habían quedado como amigas, pero nuestra chica necesitaba pensar, meditar en la soledad que le proporcionaba su hogar. Lo de Taku había sido un error, no podía volver a pasar. Salir con sus amistades, al parecer, era otro error. Todo estaba mal. Por muchas vueltas que le daba no encontraba ninguna salida, y eso hizo que se acomodara aún más en casa.

Recibía mil mensajes de Emma, no quería ni contestarle. Ella no tenía la culpa de nada, pero nada habría pasado si ella no la hubiera incitado a salir. Agatha tenía razón, no era lo que ella necesitaba ahora mismo. No era el tipo de amigas que su estado mental precisaba, y por ello, lo mejor era distanciarse y poner tierra de por medio.

Llegada a esa conclusión, se animó a llamar a su nueva amiga, y ésta, encantada, quedó esa misma tarde con ella.

Se vieron en una pequeña cafetería construida sobre una antigua mezquita. Tomaron asiento. Las vistas eran maravillosas.

-"Qué lugar tan bonito, Ava.-dijo Agatha con la mejor de sus sonrisas- Me alegra que al fin te hayas animado a llamarme."

-"Le he dado muchas vueltas a nuestra última conversación, y tenías razón. Necesito la paz que la gente que me rodeaba no me proporcionaba..."-dijo con cierto tono de tristeza

-"No estés mal, amiga. Me tienes a mí... Siento que hemos hecho muy buenas migas en poco tiempo, y yo sólo voy a buscar lo mejor para tí... siempre."

Ava, alagada, le sonrió. Con ella se sentía bien. Sentía que la entendía, que la apoyaba, y eso era lo que ella necesitaba en estos momentos.

Casualmente, en la misma cafetería, apareció su amiga Emma, iba acompañada de parte del grupo de amigos con los que salieron la otra noche. Decidida, se acercó a la mesa donde estaban las chicas:

-"Resulta que eres incapaz de contestar mis mensajes y mis llamadas, pero ¡oh! sorpresa, para otra gente sí tienes tiempo..."

-"Emma...- Ava agachó la cabeza, respiró profundamente, cogió valor, y al fin pudo encarar a su amiga- No te voy a permitir que me hables en ese tono..."

-"¿En qué tono quieres que te hable entonces? ¡Dime que coño pasa contigo!"-Emma estaba realmente enfadada

-"Conmigo no pasa nada, ¿qué pasa contigo? Te abro mi corazón, te cuento mis problemas, y en lugar de entenderme y apoyarme, me tiras a los leones. No necesito una amiga así."

-"¿El león es Taku?"-se burlaba Emma

Ava entonces se levantó de su asiento, se puso frente a ella, encarándola, y antes de que explotara y la situación acabara en tragedia, Agatha se levantó, agarró a su amiga para que no cometiera una locura, y medió entre ambas.

-"Esta situación no os conviene a ninguna de las dos. Será mejor que te marches, Emma."

-"¿Y tu eres...?"-dijo la rubia mirándola con desprecio de arriba a abajo

-"Agatha, su amiga. Hazme caso, vete. No le convienes."

Tras esta última frase, Emma se quedó mirando a su amiga, su gesto cambió, ya no era la furia la que llenaba su rostro, sino la tristeza. Ava le devolvía la mirada, pero ésta estaba dolida con ella. Eran amigas desde el instituto, y ante el mayor problema que ha tenido, su amiga, su hermana, no había estado a la altura. Se mantuvo firme. Los amigos que acompañaban a la rubia la cogieron sutilmente, y la apartaron de allí. Finalmente acabaron yéndose del local, dejando a Ava y Agatha solas nuevamente.

Volvieron a tomar asiento. Ava se derrumbó. Pequeñas lágrimas caían por sus bonitas mejillas. Agatha la miraba. Algo en ella se empezaba a mover, a conmocionarla. Debía mantenerse firme por la misión, debía contentar a su señor, pero su lado humano no podía evitar sentir pena por la chica. La tarde se estaba echando encima, y con ella, una bonita puesta de sol que tornó el cielo en unos tonos cálidos anaranjados, rojizos en algunos puntos... Agatha se quedó eclipsada observando las vistas.

-"Estas pequeñas cosas, Ava, son las que realmente merecen la pena.-le dijo la pelirroja. Ava entonces se secó las lágrimas, y contempló las vistas- Mira el espectáculo natural que tenemos ante nosotras. No somos conscientes de lo bonito que es vivir, y deberíamos serlo. No todos pueden ver cosas tan bonitas como la que tenemos delante..."-Agatha estaba pensando en los suyos, especialmente en Godfrey, ¿hace cuántos años no veía algo tan espléndido? Agatha quedó pensativa...

-"Es precioso...-contestó Ava- Gracias por todo, de verdad. Gracias por abrirme los ojos, por velar por mí, por evitar que hiciera la estúpida antes... Gracias."

-"Somos amigas, ¿no?-se volvió a girar para mirar el paisaje. Poco a poco la noche se iba comiendo el espectáculo de colores.- Es tarde, debo volver a casa antes de que anochezca del todo..."

Ava la miró, la notó nerviosa de repente, pero no dijo nada. Salieron de allí y cada una separó caminos.

Agatha llegó a la mansión del clan, la noche estaba ya algo entrada, y su amo estaba despierto esperándola en el salón, nervioso, enfadado. Daba vueltas alrededor de la mesa central esperándola, y junto a él, Godfrey, parado, sin moverse, contemplando como a su amo le llevaban los demonios.

-"¡Y AL FIN APARECES!-gritó Theodor al verla llegar- ¡Sabes perfectamente que te quiero aquí antes de que caiga la puta noche...!"

-"Estaba con la humana, mi señor..."-dijo la pelirroja con la cabeza baja

-"¿Y...?"-preguntó Theodor impaciente

-"Nada... Voy poco a poco con ella..."

-"Vas poco a poco...- se rió y miró a Godfrey- Dice que va poco a poco...- el rubio lo miraba, sabía perfectamente que esa risa no traería nada bueno, estaba descolocado, perdiendo lentamente los papeles- ¡NECESITO MI PUTA PIEDRA ANTES DEL PRÓXIMO ECLIPSE Y TU DICES QUÉ VAS POCO A POCO!-finalmente explotó contra Agatha, pero era algo que con la risa inicial se veía venir- Me aburren tus métodos, híbrida. Llévame ahora mismo ante esa maldita humana..."

-"Pero mi señor, ella realmente no sabe nada, y si le pasa algo perderíamos esa conexión con el General..."

-"Agatha lleva razón, Theodor, aún tienes tiempo para encontrar la piedra..."

-"Vosotros definitivamente pensáis que soy idiota...-enfadado, miraba a ambos- ¿Creéis que soy tan necio para matar a la única que ve oculta lo que ocurre? ... Pero no... ¡No tengo más tiempo! Necesito saber de su paradero ya mismo... -fijó su mirada en Agatha- Llévame ante la humana, YA."

Agatha agachó la cabeza, y su señor salió delante de ella para no perder más el tiempo. Ella le siguió, pero antes de salir de la habitación, Godfrey le dijo -"Lleva cuidado, Agatha." La pelirroja lo miró, afirmó con la cabeza, y siguió los pasos de su amo.

Cogieron el coche y en poco tiempo se plantaron en Winderburg, pueblo donde vivía Ava. Aparcó el coche y andaron unos minutos hasta llegar a casa de la humana. Agatha nunca había estado allí, pero al hacerse pasar por psicóloga, le cogió todos sus datos, dirección incluida.

-"Es ella, mi señor."- señaló la híbrida apuntando a Ava. Ésta, estaba tumbada en el sofá de casa, ya en pijama, cómoda, viendo un rato la televisión. En el salón tenía un gran ventanal, por lo que era fácil de observar. Agatha tenía miedo. En verdad, una parte de ella le había cogido cariño a Ava. La veía vulnerable, buena, cualidades que brillaban por su ausencia en su actual clan, y por ende, en ella misma.

-"Perfecto. -sonrió Theodor- Buena híbrida, igual luego te doy una recompensa. -seguía sonriendo- No me molestes. No te muevas de aquí."

Desapareció en la noche, dejando a Agatha sola. Ava se levantó del sofá, ya era tarde, estaba cansada. Se dirigía al dormitorio cuando una bruma negra apareció ante ella.

Poco a poco, esa bruma fue cogiendo forma, una forma que le era familiar. Presa del pánico, y tras haber reconocido a Theodor como el monstruo de sus pesadillas, intentó huir, pero tropezó consigo misma, estaba muy nerviosa, apenas veía.

Cayó al suelo. Su corazón latía a mil por hora. Theodor podía sentir ese bombeo, la sangre fluir por sus venas, el miedo en su corazón. Ese miedo que a él le hacía grande, le alimentaba.

-"Hola, bonita...-saludó Theodor picante, con un gran ego alimentado por ese dolor que Ava sentía- El General de tus sueños tiene algo que me pertenece,-se agachó para estar al mismo nivel que ella- dime dónde tiene la gema de Astaroth."

Ava seguía presa del pánico, pero no tenía escapatoria, tenía a ese monstruo tan cerca de ella, que era capaz hasta de sentir cómo rozaba en su piel su respiración...

-"No sé de lo que me estás hablando, lo juro..."

-"Oh... Si que lo sabes... -la miraba fijamente mientras jugaba con los movimientos de su cabeza para poner a la humana aún más nerviosa- Prometo que si me lo dices, no te haré nada... Y creo que sabes de lo que soy capaz... Me has visto..."

Pero Ava seguía negando con la cabeza, ¿qué podía decirle? Realmente ella no sabía nada, cualquier cosa que se le ocurriera en ese momento sería mentira, pero en su estado, nada le venía a la mente.

-"Escucho a tu sangre bombear rápidamente por tus venas. Me está llamando. Bébeme me dice... Y la verdad, me apeteces bastante... -pero Ava seguía sin decir nada- Tú te lo has buscado."-zanjó el vampiro, quién se abalanzó sobre su cuello bebiendo fervientemente su sangre.

Ava cayó inconsciente del dolor, pero Theodor seguía bebiendo. Viendo la escena, Agatha entró rápidamente y lo frenó:

-"¡Mi señor!- éste paró de beber al escuchar a la pelirroja, siendo consciente que igual la furia que recorría cada poro de su cuerpo, le había hecho sobrepasarse con la humana...

-"No sabía nada...-dijo cubierto de sangre de Ava.- Estaba muerta de miedo... ¡Aaaaaaah!"-gritó

Agatha miraba a su amiga, tirada en el suelo, sin conocimiento, en un gran charco de sangre. Quería ayudarla, pero no podía, su señor estaba ahí.

Agarró a Agatha, y se la llevó hasta el coche. Condujo hasta llegar a la mansión. -"Bájate."- soltó serio con la mirada al frente. Ella obedeció. Dando un volantazo, Theodor volvió a salir con el coche a gran velocidad...