La noche cayó, y Theodor tenÃa una reunión importante. Abrió un portal, el mismo que lo llevarÃa dos mil atrás, y lo cruzó. Caminó hasta el lugar de encuentro con el soldado, Sextus, pero no habÃa nadie.
Giró sobre sà mismo, y cerró los ojos... ¿Dónde estarÃa? Se concentró y pensó en el latir de su sangre, en aquel bombeo que la última vez se quedó en eso, a pesar de que lo llamaba, gritaba sin voz "bébeme"... No era fácil localizar a alguien sin haberlo probado antes, sentÃa demasiados latidos que le ardÃan en el cuerpo, nunca antes habÃa hecho algo asÃ, pero podÃa, sabÃa que podÃa, tenÃa el poder suficiente para hacerlo... Abrió los ojos, lo tenÃa.
Sextus se encontraba tumbado en la frÃa roca, dentro de aquella celda, cuando una sombra apareció de la nada.
-"Me has dado plantón... -bromeó Theodor ante su desgracia- Pensaba que habÃa algo entre nosotros..."
-"Lárgate... Ya no te sirvo."-contestó Sextus rotundamente
Theodor lo miró fijamente, aquel soldado era capaz de contestarle aún sabiendo que podrÃa matarlo en un suspiro, sonrió, le encantaba aquella situación.
-"Me caes bien, soldado, y tienes cojones, eso me gusta aún más. ¿Te van a ejecutar?"
-"Mañana..."
-"¿Cómo?"-preguntó curioso el vampiro
-"Crucifixión."
-"Uffff... Una muerte lenta, agónica y dolorosa... ¡Me encanta! -exclamó Theodor- Pero, me da pena por ti... Pienso que eres fuerte, un diamante por pulir... La última vez que nos vimos, te hice una proposición, quiero que sepas que sigue en pie. -Sextus entonces se levantó y se puso frente a él- Tus heridas cicatrizarán, tu fuerza aumentará... -miró su cuello, cerró los ojos, otra vez ese bombeo...- Mi sed se saciará..."-susurró
-"Convertirme en uno de los tuyos... En uno cómo tú... ¿Porqué no lo haces sin más? ¿Esperas mi aprovación por algún motivo?"
-"¿Sabes que ocurrirÃa si lo hago sin más? No tendrÃa fieles a mÃ... Me costarÃa lidiar constantemente con vuestra rebeldÃa y vuestras quejas, y, con el tiempo, os costarÃa la muerte... Algo doloroso para mÃ. En cambio, si aceptas, eres consciente de a qué te comprometes, eres consciente de en qué te convertirás, eres consciente de que tendrás la fuerza y el poder suficiente para enfrentar, y ganar, a aquellos que alguna vez te hirieron..."
Aquella última frase, dicha a propósito para saber entrar y manipular la mente del soldado, de forma *legal*, sin ningún tipo de poder, fue la que retumbó sobre Sextus... "enfrentar y ganar" se repetÃa susurrando frente a Theodor, "enfrentar y ganar..."
-"Acepto."-dijo el soldado, no hacÃa falta ninguna palabra más, Theodor se abalanzó sobre él, probando la sangre que tanto le apetecÃa saborear, saciando sus gritos desesperados por satisfacer todos sus caprichos, y liberando aquella bacteria que ampliarÃa su familia.
Estaba hecho, con Sextus aturdido y dolorido, abrió un portal y se llevó al soldado.
En la mansión, escucharon el motor del coche, y rápidamente, acudieron todos a la entrada. Theodor no llegaba solo. Miguel agachó la cabeza y se restregó los ojos incrédulo, "¡lo que me faltaba!" pensó para sà mismo, Godfrey y Agatha, en cambio, simplemente observaban.
Subieron a una de las habitaciones, y dejaron a Sextus, aún en un estado de transformación y dolor, sobre la cama. El resto quedó en pie.
-"En un par de horas máximo su transformación será completada, y deberá ser saciada su sed. -explicó Theodor- Godfrey, caza algo para cuando despierte. Agatha, tú te quedarás junto con Miguel en la sala, vigilando que no haya ningún contratiempo."
-"Yo no he vuelto a esta casa para hacer de niñero."-dijo Miguel encarando a su creador
-"Tú harás lo que a mi me salga de los huevos, que para eso eres mÃo."-zanjó Theodor plantando cara a su vástago
Éste, miró al suelo, agachando ligeramente la cabeza, y se sentó en una de las sillas que habÃan.
-"Pues nada, lo que ordene *su majestad*..."-contestó irónicamente ante la fija mirada envuelta en pura ira de su amo
-"¡Godfrey!- gritó Theodor dirigiéndose a la puerta para perseguir al rubio, que ya habÃa salido de allÃ- ¡Voy contigo antes de que mate a alguien que no deba!"-y dió tras él un portazo, dejando solos a Miguel y Agatha al cuidado de Sextus
-"Has... Retado a Theodor..."- titubeó la pelirroja
-"No... Como vampiro convertido soy incapaz de retar a mi creador, sigo bajo sus alas... Siempre lo estaré, es imposible una desvinculación con él, es demasido poderoso... -contestó Miguel, y tras varios segundos de silencio, Agatha tomó asiento, y éste continuó- Oye, tu puedes salir a la luz del sol, ¿verdad?- Agatha asintió- Me gustarÃa pedirte un favor..."
-"Si, claro... Dime."-dijo rápidamente la pelirroja
-"Tengo una amiga, que vive cerca de la frontera con Alemania, en un pueblo de Suiza, apenas hay dos horas en coche, solo quiero saber que está bien, que le digas que buscaré el modo de volver..."
-"¿Y porqué no la llamas o algo?"
-"Porque es humana y no quiero que Theodor sepa de su existencia, la matarÃa si piensa que es una distracción... De verdad, aquellos bosques no son seguros, sólo quiero saber que está bien..."
-"Humm... -refunfuñó Agatha- Está bien, me das la dirección y mañana voy"
Y en esas quedaron. Siguieron hablando durante un rato más, mientras Sextus poco a poco iba incorporándose, recobrando el conocimiento, y con él, sus ansias por alimentarse. Al poco, un golpe abrió aquella habitación, y entró Theodor cargado de una chica joven, la soltó de una sobre el frÃo suelo, sin ningún cuidado por ella, entre llantos y súplicas, e hizo un gesto a todos para que salieran de allÃ. Era el turno del soldado, su sed debÃa saciarse...
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Las primeras luces de la mañana siguiente se hacÃan hueco entre las ramas de los frondosos árboles. Los gallos entonaban sus mejores voces, y los pájaros cantaban alegrando los oÃdos de cualquiera que se detuviese a escucharlos. Tecna se encontraba desayunando, tranquilamente, tras haber arreglado su pequeña granja.
La paz que le otorgaba aquel lugar, pronto fue alterada, pues Kira, su perra, comezó a dar vueltas ladrando, mientra miraba al exterior. Tecna la miraba, algún conejo habrÃa pasado por su umbral de vista y la habrÃa alterado, ¡seguro que era eso!, hasta que el animal salió del recinto y a lo lejos escuchó una voz femenina hablar a su perra. De un salto, dejó el desayuno a un lado, y salió. Frente a ella, una pelirroja totalmente desconocida para ella, pero muy conocida para el resto.
-"Hola... -saludó Tecna- ¿Te puedo ayudar en algo?"
-"Hola, -dijo la hÃbrida devolviendo el saludo, pero con un tono más frÃo que el de la pelirosa- mi nombre es Agatha, me envÃa Trevor, ¿puedo pasar?"
-"¿¡Trevor?! -exclamó extrañada Tecna, quién con cara de poker miraba a la pelirroja de arriba a abajo, pero pronto reaccionó y la invitó a pasar haciéndole un gesto con la mano
Dieron varios pasos hasta llegar a la cocina, y una vez allà tomaron asiento en una pequeña mesa redonda que habÃa.
-"¿Quieres un café, té...?"- le preguntó Tecna mientras ella cogÃa su taza y la acoplaba sobre el mantel floreado que cubrÃa la mesa
-"No, gracias."
-"Muy bien... -soltó Tecna aumentando el dramatismo del ambiente- Pues tú dirás que quiere Trevor, hace dÃas que no sé nada de él..."
-"Me envÃa porque estaba preocupado por ti..."
-"¿Preocupado por mÃ? -sonrÃo ligeramente la pelirosa- SerÃa la primera vez que lo hace... Le dices que estoy bien, fin."- zanjó Tecna ante la atenta mirada de la otra
-"¿Y esta tirantez a que se debe?"- curioseó Agatha
Tecna la miró sorprendida, pues sentÃa que igual se estaba metiendo donde no debÃa, pero por otro lado, no sabÃa hasta que punto Trevor habÃa hablado de su relación con ella... Se sentÃa confundida, asà que, sin más, explotó:
-"No sé qué esperas que te conteste a eso, Agatha... ¿Porqué no ha venido él? ¡Ah, claro! Yo te lo digo, porque sólo me busca para lo que le interesa, ¡para follar! ¿Dónde ha estado cuándo lo he necesitado? ¿Sabes contestarme a eso? Porque he estado jodida, muy jodida, y ni rastro de él..."
Agatha resopló. No era consciente hasta qué punto ellos tenÃan una relación, y se estaba enterando ahora... No le quedaba otra que disculparse:
-"Bueno, siento haberte molestado entonces, no sabÃa nada de esto, yo..."
-"No, la que siente sus formas soy yo, ¡pfff....! -exclamó agotada la de pelo rosa- He tenido unos dÃas bastante complicados y vivo alterada ultimamente..."
-"Igual yo deberÃa haberme informado antes de venir aquà como una imbécil. Putos hombres..."
-"Entiendo que no tienes pareja..."- preguntó Tecna para calmar un poco el ambiente de tensión que se habÃa formado
-"No sé que coño tengo, sinceramente..."- contestó la del pelo rojo, y ambas se miraron, y tuvieron ese momento cómplice, un momento para ellas como si fuesen dos amigas hablando de sus vidas, como si se conocieran de antes...
En ese momento, la brisa sopló más fuerte de lo que lo habÃa hecho hasta ahora en toda la mañana, y junto con ella, una melodÃa susurraba en el entorno, Tecna la tarareó unos segundos inconscientemente. Entonces, todos los sentidos de Agatha se agudizaron más que nunca, ¿qué estaba sintiendo? Recordó las palabras de Miguel, "aquellos bosques no son seguros",
y se levantó en seco de la silla, arrastrándola hacia atrás, sus gestos hablaban solos, estaba muy nerviosa. Desconcertada, Tecna se levantó con ella, extrañada por ese cambio de actitud...
-"Me tengo que ir ya, Tecna. Un placer..."- dijo rápidamente la hÃbrida
-"¿Ya? ¿He dicho algo que te haya molestado?"-preguntó preocupada la de rosa
-"No... Es sólo que... -Agatha la miró, sus ojos imploraban aquella compañÃa y sus gestos denotaban que realmente pensaba que habÃa hecho algo mal, no le gustaba verla asÃ, pero aquel escalofrÃo seguÃa erizando el cuerpo de la hÃbrida, debÃa irse- Tengo un compromiso del que me acabo de acordar, ten, -sacó del bolso una tarjeta con su teléfono- llámame si alguna vez lo necesitas, no importa la hora."
Asà dijo, y salió rápida de la parcela de Tecna, dejándo a ésta parada, junto a su perra.
Caminó velozmente hasta sentirse "segura" y alejada de allÃ, no sabÃa que estaba pasando, y su cuerpo sólo le pedÃa volver a casa, y en esas estaba, dirigiéndose al coche, el cuál estaba aparcado en el pueblo.
Pero esa seguridad, nuevamente se vió invadida...
-"Dónde vas tan solita, pelirroja..."
Dijo una voz masculina a lo lejos. Pero Agatha lo ignoró y siguió caminando, nuevamente sus instintos le gritaban que saliera de allÃ, aunque aquel hombre, enseguida la alcanzó y se paró frente a ella, dejándo ver su rostro...
-"Es la primera vez que te veo por esta zona, ¿te has perdido?"- preguntó Rudy
Pero Agatha no contestó, de hecho intentó esquivarlo por la derecha, fallidamente, pues Rudy la agarró del cuello y acercó su cara a centÃmetros a la de él, notando su respiración acelerada. Comenzó a olerla, el cuello, el pelo, la ropa que llevaba...
-"No eres pura... Huelo humanidad... -le susurró el lobo- Tan bonita, y con una maldición tan fea a tus espaldas..."
Sus garras poco a poco se iban clavando más y más en su piel, Agatha sentÃa dolor, miedo... Reconoció al lobo, aunque era la primera vez en su vida que se cruzaba con uno, aún asÃ, lo reconoció. Sus largas horas leyendo antiguos libros en la mansión servÃan para algo, y si algo sabÃa por ellos, era que aquel lobo no se podÃa transformar sin la magia de la luna. Eso la llevó a actuar rápido, debÃa salir de allÃ, correr, refugiarse con su amo...
Afiló sus uñas y arañó la mano que la agarraba por el cuello, haciendo que esta se soltase, y, rápidamente, le mordió en el cuello, tan sólo unos segundos, pues aquella sangre era repugnante, pero fueron suficientes para dejar a aquel lobo atontado.
Escupió la sangre asquerosa como pudo, y corrió hacia el centro del pueblo, dónde tenÃa aparcado el coche. Aquella plaza, repleta de puestos por el mercado, y abarrotada de gente... PodÃa ver su coche, ¡menos mal! De todas formas, entre la multitud, ya se sentÃa segura, seguro que ese estúpido lobo no serÃa tan necio como atacar entre tanto alboroto, asà que, manteniendo la calma para no llamar la atención, caminó hacia su destino, se montó, y se fue de allÃ.