Capítulo 21

Los meses, al igual que para los vampiros, pasaron también para los lobos. La manada se notaba extraña sin Viggo, pues aún no había dado señales de vida desde aquella noche que desapareció tras ver, por primera vez, a su padre biológico. Aún así, los sueños del alfa se habían hecho realidad, la manada había aumentado. No vamos a mencionar el casi centenar de cuerpos sin vida que dejó a su paso, sólo vamos a resaltar que en la manada ahora eran cuatro lobos más. Eso llenaba de orgullo a Cassian, pero, especialmente, si algo le hacía sentirse orgulloso, era el poder contar entre todos ellos, con una nueva loba, Raven.

Sus ojos, envueltos en un verde bosque, penetraba la mirada de cualquiera que quisiera plantar su vista en ella; alta y de cabello caova, con unos rasgos melodiosos dentro de su propia figura. Era una belleza de mujer. Entre la manada ya levantaba pasiones y celos, especialmente por parte de Rory, ya que su "status" de única loba había pasado al olvido.

Entre los nuevos miembros tenemos también a Freddy, moreno, de facciones grandes y marcadas; Bret, rubio de ojos grises; y Blaik, moreno con facciones muy marcadas también, aunque no tan grandes como Freddy.

Todos ellos aún estaban por adaptarse a su nueva naturaleza, aunque el resto de la "familia" se lo ponían bastante fácil ayudándolos a entrenar, con las diferentes fases de la luna... No obstante, hubo alguien quién enseguida encontró su refugio, y es que Raven, no pudo evitar fijarse desde un primer momento en aquel lobo de ojos negros, alto, de piel morena... Aquel lobo que desde un primer momento ofreció su ayuda y su apoyo a la loba.

-"¿Dónde vas tan rápido?"- preguntó Raven, mientras se incorporaba de la cama, desnuda, y se dirigía a la espalda del lobo, tocándola con suavidad en pequeños movimientos

-"Necesito estirar las piernas."-respondió John mientras esquivaba las garras de la loba. Finalmente se levantó, se puso algo de ropa, y siguió.- "Tú deberías vestirte, en un rato iremos a entrenar."

Así habló, y salió de aquella habitación. Caminó por el pasillo hasta que de frente se encontró a Rudy, cegado en el teléfono móvil. Desde que Viggo se fue, siempre estaba intentando locarlizarlo, le mandaba mil mensajes al día, le hacía varias llamadas, pero nunca obtenía respuesta. John lo miró varios segundos, pero sin decir nada, siguió su camino, él también echaba de menos al rubio, de hecho, estuvo encerrado en el búnker con él muchas semanas, era su amigo, pero nadie podía hablar de él, estaba prohibido mencionar su marcha, Cassian lo había convertido en un tema tabú.

Rudy alzó la mirada cuando John continuó caminando, su carácter se había agriado, no tenía ganas de comunicarse con nadie, añoraba a su hermano, más de lo que jamás hubiera imaginado, pero a lo que le daba cien vueltas diarias, era a lo que pasó aquella noche, la forma que tuvo Cassian de hablar de la madre de Viggo, y eso le hacía pensar en la suya propia, ¿quién sería? ¿estaría también enferma? ¿cómo se llamaba? -"¡Si al menos supiera su nombre!"- gritaba para sí mismo una y mil veces.

Desde su posición, la manada empezaba a moverse, pues tocaba ir al bosque a entrenar a los nuevos lobos, como cada día, pero Rudy decidió moverse de aquel rincón y encerrarse en su habitación.

-"¡Rudy!"- gritaban de fondo, pues sólo faltaba él, pero éste no hizo caso. Desde el salón, Rory habló:

-"¿Porqué no vais vosotros y yo voy a buscarlo? Ahora os alcanzamos."

Cassian la miró e hizo un gesto al resto para que avanzaran, confiaba plenamente en Rory.

La loba, por su parte, subió las escaleras y abrió sin llamar la puerta de la habitación.

-"Adoro la intimidad que hay en esta casa, -comenzó Rudy nada más verla entrar- ¿y si llego a estar ocupado?"

-"¿Ocupado con qué? -le preguntó Rory algo molesta- Déjate de tonterías y vamos con el resto, no puedes seguir así, Rudy. Llevas semanas escabulléndote de todos, encerrado, obsesionado con el teléfono..."

-"Ese es mi problema, no el tuyo."

-"¡No seas imbécil! ¡Claro que es mi problema también! ¿Acaso crees que yo no hecho de menos a Viggo? ¡También es mi hermano!"- gritó la loba levantando el tono

-"¡También es tu hermano y sin embargo no te veo preguntar por él! ¡A ninguno! ¡Os importan más los nuevos que él! ¡Entrenarlos! ¡Qué sean fuertes!"

Ante este último giro, Rory abofeteó a Rudy, y es que, el lobo perdía los papeles con facilidad, no era capaz de medir sus palabras cuando la ira se apoderaba de él, y esto provacaba que tuvieran que ponerle los pies en la tierra.

-"Dime una cosa, Rudy, ¿acaso crees que no he preguntado por él? ¡Muchísimas veces! ¡Tanto a Cassian cómo a Elías en intimidad! ¡Lo que ocurre es que no necesito ir llorando por los pasillos como haces tú! ¡Cada uno llevamos nuestro dolor por dentro, así que no te atrevas a volver a juzgar mis sentimientos! -ante esta declaración, rudy agachó la cabeza, él era muy visceral pero también era capaz de reconocer cuando se había pasado, aunque a veces le costara hacerlo con palabras- Ahora que estás más calmado, cuéntame, ¡Cuéntame todo! Aquella noche saliste con él, callas muchas cosas, te conozco, y hasta ahora no hemos estado solos para poder hablarlo."

Rudy suspiró produndamente, Cassian le pidió, más bien, le exigió que no dijese nada, pero aquella verdad le estaba atormentando por dentro, y lentamente lo arrastraba hacia un abismo sin salida.

-"Voy a contarte todo, así que te pido, que me dejes hablar, no me cortes por difícil que sea de asimilar, porque no se si podré continuar... -Rory tomó asiento para escuchar todo con detenimiento, mientras Rudy contunuaba en pie- Aquella noche seguimos a Cassian, y lo vimos reunido con vampiros, dos para ser más exacto. Uno de ellos, rubio, pedía explicaciones acerca de su hijo, Cassian se las dió. Le dijo que ese niño lo había criado él, que le pertenecía. Dijo que mató a su madre para poder sacarlo de su interior mientras alguien, Elías se sobreentiende, distraía al padre. ¿Captas quién era ese vampiro, verdad?Rory, tanto Cassian como Elías siempre nos han vendido que éramos niños huérfanos, sin posibilidades de sobrevivir, y Viggo tenía a su familia... Dime, ¿eso no te hace plantearte cosas? ¿Quién era tu familia? ¿De dónde venimos? ¿Qué nombres nos hubieran dado nuestras madres de seguir con ellas?"

Rory se levantó de un salto, tenía la mirada trastocada, no sabía ni que decir, y de hecho no dijo nada, salió por la puerta como alma que lleva el diablo, y tras ella, dió un portazo. Bajó las escaleras y cuando iba a salir, frenó, ¿qué iba a hacer exactamente? ¿ir a exigirle explicaciones a su alfa? ¡Eso era una locura! ¡Conociendo a Cassian, hacer algo así en público sólo traería problemas! Giró sobre sí misma, y subió al dormitorio, era mejor esperar a Elías y pedir explicaciones a él. Si, definitivamente eso era lo mejor. Y eso hizo.

Pasaron varias horas hasta que finalmente el beta apareció por la habitación. Entró, miró a su loba, sabía que algo no iba bien, y desde la distancia que los separaban abrió la boca para hablar, pero Rory lo cortó:

-"No hables, -expresó la loba con desasosiego- déjame a mí primero. Sé qué ha pasado con Viggo. Sé lo de su padre. ¿De verdad pensábais que no se sabría nunca?"

-"Rory, escúchame..."-intentó comunicarse Elías

-"¡No! -gritó enfurecida la loba- ¡Quiero saber todo, joder! ¡¿Quién coño era mi familia?! ¡¿Matasteis también a mi madre y dejásteis a mi padre llorando nuestra muerte?! ¿¡Cómo coño has tenido fuerzas estos años para mirarme a la cara y dedicarme una sonrisa, un *te quiero*...?! -Rory había perdido los papeles a cada frase que pronunciaba, pero, especialmente, tras la última frase. El pensar que había compartido cama con el asesino de su familia, ¡qué estaba enamorada del verdugo de sus padres! La estaba destrozando por dentro. Las lágrimas comenzaron a caer sin ningún control, a ella le faltaba el aire, se estaba ahogando entre su propio llanto. Elías se acercó para intentar calmarla, pero Rory se bufó- ¡Déjame en paz joder, no me toques!"

Ante aquel desprecio, el beta cayó al suelo, de rodillas, desplomado como si apenas tuviera el peso de una pluma. Sus manos cayeron sobre sus muslos, grandes y fuertes, pero temblorosas, apenas podía levantar la mirada hacia su loba, la verguenza se apoderó de él.

-"No voy a alargar esta carga que llevo, -habló temeroso de sus propias palabras- pues la historia que siempre os contamos no fue real completamente. Al principio, si os cogíamos sin cargas, niños perdidos deambulando por las calles sin protección, hambrientos, enfermos... Pero no funcionaba, si estaban así era por algo... Más tarde, decidimos probar con bebés recién nacidos. Cassian y yo os comprábamos a familias necesitadas, tan angustiadas por su situación que eran capaces de vender su bien más preciado. Pero muchas otras se negaban, y es entonces cuando interveníamos, pues sólo mirábamos que los progenitores fuesen fuertes, sanos... Nuestros objetivos eran claros, y no nos desviábamos de ellos. Con Viggo fue diferente al resto, pues su madre estaba enferma, pero su padre era fuerte, nos la juguemos con él. Rory, -levantó finalmente la mirada hacia su loba- no me estoy escusando ante nuestra atrocidad, ¡pero éramos dos! ¡Nuestra especie dependía de nosotros! ¿Qué otra cosa podíamos hacer? Lamento, con la mano en el corazón, que se de ésta situación, no merecíais ninguno enteraros de esta manera, pero, mentiría si te dijese que me arrepiento de algo, pues tengo ante mi a la mujer de mis sueños, jamás imaginé querer a alguien por encima de mi propia vida, hasta que llegaste tú. Rory, el destino nos unió, ¡nuestros lobos se aman! Repetiría cada acto si de ello dependiese volver junto a ti..."

Rory calló al suelo, amaba a ese lobo tanto como él la amaba a ella, pero estaba dolida. Sus lágrimas seguían cayendo sin control, y, aunque no aprovaba todo lo que le había contado, en el fondo, entendía los motivos, pues, ¿acaso en los últimos meses ellos no han estado de cacería para ser más? ¿Cuántas muertes llevaban a sus espaldas?

-"Tan sólo dime una cosa, -habló finamente la loba- ¿qué pasó con ellos, con mis padres?"

-"No lo sé... Ellos cobraron y nosotros desaparecimos contigo."

Tras esto, se miraron a los ojos, no había nada más que decir, el amor que se procesaban el uno al otro era mayor que cualquier obtáculo que se interpusiese en sus caminos, y, entre lágrimas se fundieron en un tierno abrazo.

Mientras, tras los muros de aquella habitación, Cassian estaba escuchando con detenimiento. Su mirada estaba baja, pero firme, pues de nada tenía que arrepentirse el alfa. Frente a él, Rudy, quién lo miraba desafiante, ya que sabía que lo había desobedecido, pero en esos momentos le daba igual.

-"He callado mucho meses, -le dijo a su alfa- tarde o temprano todo se acabaría sabiendo. Puedes gritarme, enfadarte, golpearme... Me da igual, Viggo no está y tu no mueves ni un sólo músculo por encontrarlo."

Furioso tras esas palabras, Cassian se acercó rápidamente a Rudy, y lo agarró del cuello, arrastrándolo hasta el interior de su dormitorio para que no los viera nadie, y con su enorme mano, aún agarrando el cuello del lobo, habló:

-"¡A mi no me digas que no hago nada para solucionarlo! ¡Volverá! ¡Somos su familia!"

-"¡No haces nada! Dime, ¿¡qué haces?! ¡Revolcarte con una humana! ¡Esa es tu única motivación ahora mismo!"

Cassian ardía en ira, no podía creer lo que estaba escuchando, por un momento, estuvo a punto de golpear sin compasión a Rudy, pero rápidamente frenó, su mente se desvió hacia otro extremo completamente diferente, Kayla, aquella humana que le encantaba, que le volvía loco, que le hacía olvidar toda la mierda que acumulaba en su mochila. Aquella humana... ¡Humana! Cassian soltó al lobo y entre murmuros salió de aquella habitación:

-"Pronto dejará de serlo..."-susurraba para sí mismo mientras Rudy, de fondo, volvía a respirar con normalidad.

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Tras un largo día, el sol se encondió finalmente tras las colinas más altas, dejando ver las estrellas en un cielo oscuro completamente despejado. Hacía frío. Las hojas de los árboles, semi congeladas, servían de abrigo para pequeños animales, pues aquella temperatura no era propia de las fechas en las que se encontraban. El tiempo estaba cambiando drásticamente.

En su despacho, Theodor miraba tras la ventana, parado, frente a ella. Contemplaba aquel extraño suceso, y, aunque él no sentía aquel frío, podía percibirlo en la escarcha de los cristales, en las plantas exteriores encogidas y llenas de rocío, en la ausencia de pequeños carroñeros propios de la zona...

Pasaron horas. Theodor aún seguía en el mismo lugar, meditando todo lo que visualizaban sus ojos, aquel cambio que estaba el marcando el principio de algo que él creía incierto.

Llamaron a la puerta del despacho.

-"Adelante"- dijo Theodor sin moverse del sitio

Entró Adriel, uno de los pocos supervivientes del eclipse, vástago de Petar. Rubio con media melena semirecogida. Cerró la puerta del despacho tra él, pero no se movió de la entrada.

-"Mi señor, disculpa mi interrupción, he encontrado al lobo."

Theodor dejó de mirar por la ventana y comezó a prestar atención al vampiro.

-"¿Estás seguro de que es él?"- preguntó serio

-"Si, mi señor. Su nombre es Viggo."

-"Perfecto... ¿Queda muy lejos de aquí su escondite?"

-"No, mi señor, una hora en coche, quizás algo menos. -Theodor sonrió ante aquello- Mi señor, no vive solo, -dijo Adriel- le acompaña una joven, humana."

-"¿Una humana? -qué genialidad pasaba por la mente del señor vampiro en esos momentos, de repente, se olvidó de todo lo que estaba por venir- Perfecto, vamos a hacer una pequeña visita, Adriel. -se acercó a él mientras agarraba las llaves del coche- Estás siendo un buen súbdito, sigue así."

Así habló, y tras su palabras, ambos salieron de aaquel despacho a por un objetivo claro.