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Capítulo 20

Dejó a Tecna en casa, estaba decidido ir a cazar al animal que le hacía daño a su chica, pero no podía ir con las manos vacías. Bajó al pueblo, a casa de sus tíos, pues recordó haber visto, en alguna ocasión escondido, un pequeño revolver.

Entró en casa, sus tíos estaban entretenidos viendo la televisión, no se molestó en saludarlos o anunciar su llegada, de hecho, intentó hacer el menor ruido posible, y se coló en la habitación.

Rebuscó por los cajones de la mesilla, por la cómoda, el armario, pero nada, no estaba allí.

-"¿Qué buscas con tanta desesperación, John?"-dijo uno de sus tíos, Ian, que apareció de la nada tras él

John, sobresaltado por su tío, se dió media vuelta, lo miró, notaba la mirada del mayor clavada en él, suspiró profundo...

-"El revolver..."-le contestó

-"¿Buscas el revolver con ansias a las ocho de la noche?-preguntó Ian- Será una presa jugosa la que vayas a cazar..."

-"Supongo que lo es..."-respondío John ignorante

Ian, se acercó a la cama, inclinó el colchón, y sacó la pistola. Se acercó a su sobrino con ella en mano, y se la entregó.

-"Cuida mucho hacia donde disparas, pues, estas balas, son muy especiales y difíciles de conseguir."

John asintió con la cabeza mientras se la guardaba en el bolsillo, y salió veloz de allí.

Aún con el sol en sus horas más bajas, pero a punto de esconderse, llegó a las ruinas del pueblo, caminó por todos sus alrededores, pero... ¿qué estaba buscando? No lo sabía. Ni siquiera sabía si daría con algo, pero debía intentarlo.

El sol desapareció finalmente, y, una hermosa luz, cubría, como cada noche, el cielo de aquel maravilloso lugar.

Siguió caminando durante bastante tiempo, dejando pasar el tiempo, y por consiguiente, la oscura noche.

Se adentró en el bosque, estaba más oscuro que nunca. Los altos árboles, con su frondosidad, cubrian por completo la vista al cielo, y, aquella luz mágica que iluminaba todo lo visible, desaparecía en las copas de tan magnífica vegetación. De la nada, y ante tanta ocuridad, una mirada fija en John observaba. Unos ojos amarillos, intensos como el mismo sol, acompañados por una espeluznante, e intensa respiración, se dejaba ver entre la maleza de aquel lugar, y John, se percató de ello.

Se acercó lentamente mientras rozaba el bolsillo, en el que llevaba el revolver, con la mano, pero, rápido como el viento, salió a la luz una bestia de casi dos metros y medio, se trataba de un hombre lobo.

A pesar de rozar el arma con las yemas de los dedos, el instinto de John fue correr, salir rápido de allí. "¿Qué animal era ese?" pensaba mientras corría jadeante. De fondo, un aullido desgarrador retumbaba por todo el lugar. En la lejanía, cualquiera pensaría que se trataría de un lobo normal, pero no era el caso.

Tras aquel espeluznante aullido a la luna, aquella bestia corrió hacia John, era muy rápido, y la ventaja que tenía el humano, de nada sirvió, pues, aquel licántropo, lo alcanzó en cuestión de segundos, dándole un golpe seco en el lateral, y provocando la caída de éste. La bestia le gruñía, le enseñaba aquellos afilados dientes, tan largos como las garras de un águila, llenos de sangre y saliba..

Se abalanzó sobre el cuerpo de John, y, mientras lo sujetaba con aquellas garras que se clavaban en su piel, como si de taladros se tratasen, le mordió en el cuello, desgarrando cada músculo, rompiendo los huesos de aquella zona... La sangre caía cual río acaudalado, y John... John sentía un dolor horrible, indescriptible... La vida se le estaba escapando lenta y agónicamente.

La vista empezó a volverse borrosa, y cada vez, todo se volvía más y más oscuro, entonces, en un último suspiro a la vida, pensó en ella. En la primera vez que la vió en el pueblo; en la primera vez que se atrevió a hablarle; en la sorpresa que le dió por su cumpleaños con aquella romántica cena; en el olor de su cuerpo...

Aquella bestia seguía deleitándose con su carne, pero, en un último acto reflejo, sacó el revolver y le diparó en el abdomen, acertando en su presa, pues, ésta, gritó al recibir la bala, soltándo así a su caza, y retirándose del lugar, dejando a John agonizante en aquel bosque.

Aturdido y jadeante del dolor, se arrastró durante varios metros, pudiendo salir de aquel bosque, dejando a su paso, un charco de sangre, pero no llegó muy lejos, pues, finalmente, cerró los ojos, aunque, ante él, en un último suspiro, apareció una figura masculina que lo recogió.


El licántropo, sin embargo, tuvo la suerte de poder llegar a casa, al alba, y, poco a poco, fue reconstruyendo su forma humana, aunque aquel disparo, aquella bala que le perforó el pecho, le ardía especialmente. Bajo un fuerte grito, cayó al suelo.


Rápidamente, un miembro de su manada, salió a socorrerlo.

-"¿Qué ha pasado, Cassian?"-preguntó Rudy mientras corría hacia él

-"Me arde...-dijo jadeante- sácame la puta bala de plata..."

Y así hizo. Entraron dónde estaba el resto de la manada, y, mientras él cicatrizaba la herida; pues, la plata, no los mata si no es en el corazón, pero sí los aturde y relentiza la curación natural; los demás, observaban atónitos, el resultado de lo que iba a ser una noche tranquila.

-"Esa bala no es común,- dijo Elias, el beta de la manada- el cazador al que pertenecía, lo mataste?"

-"No era un cazador. -respondió Cassian, el alfa- Era un joven quién portaba el arma. Lo ataqué. Dudo que sobreviva."-dijo tajante mientras reposaba la herida sentado

-"Pero... ¿Y si está vivo? ¿Y si se convierte?"-preguntó Lou inquieto

-"Sabes que esa probabilidad es mínima, Lou. -dijo Cassian- No obstante, si ese muchacho sobrevive, y se transforma, lo buscaré, lo traeré hasta nosotros, y será uno más en esta manada, ¿estamos?"


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Esa misma mañana, pero en Henford Bagley, Tecna estaba inquieta, no sabía nada de John, lo cual era raro porque, debería haberle dicho algo sobre la caza de anoche, ¿no? Tenía un mal presentimiento, y no estaba errado. Dejó transcurrir la mañana, pero, en vistas de la falta de noticias, y de que tampoco contestaba las llamadas, se acercó al pueblo, a casa de sus tíos.

Llamó a la puerta y le abrió Derek, su cara lo decía todo. Tenía los ojos hinchados, y rojos, de haber estado llorando toda la noche, su aspecto era desaliñado. Temerosa por la respuesta, Tecna preguntó con voz entrecortada:

-"¿John?"

Sin decir nada, Derek la llevó hacia el dormitorio, dónde estaba su sobrino. Al verlo, Tecna cayó al suelo, rota del dolor, y el un mar de lágrimas constantes. Estaba acostado en la cama, cubierto de sangre, y junto a unas heridas que eran mortales.

Desconsolada, se arrastró hasta su lado, observándolo. Derek salió de la habitación, pero entró Ian, su otro tío.

-"Anoche lo encontré así, a las afueras del pueblo. Dudo que sobreviva."

"Dudo que sobreviva", aquellas palabras se clavaron en el corazón de la pelirosa, quién, entre lágrimas, gritó desconsolada tirada en el suelo, ante el cuerpo de John. Ian, la observaba, estaba más entero que ninguno, y en su cuello, vio aquellas marcas, aquellos colmillos, le eran familiares.

-"¿Qué buscaba John anoche, Tecna?"-le preguntó

Entre lágrimas, le contestó -"No lo sé..."

-"¿Y esas marcas del cuello?"-dijo muy serio, más de lo normal

Tecna recordó las marcas, se le había olvidado por completo taparlas, "joder" pensó.

-"Nunca me gustaste para él, y ahora veo que solo le has traído desgracia. Vete, ahora."-dijo Ian señalando la puerta

Rota, obedeció. Derek la vio salir sin decir nada, e Ian salió al salón junto a su marido.

-"Si sobrevive..."-comenzó la frase Derek dirigiéndose a Ian

-"No lo hará. No siempre sucede."

-"Pero, si sobrevive..."

-"Si aguanta a la próxima luna llena, estaremos con él, somos su única familia."-zanjó Ian

-"Jamás debiste darle el arma, no sabías ni cuál era su presa, Ian."-replicó Derek

-"¡Basta!-exclamó Ian- No voy a permitir que sigas echando tierra sobre mi espalda. John es mi sangre, el único hijo de mi difunta hermana, ¿no crees que ya tengo suficiente? -suspiró profundamente, y tomó unos segundos para calmarse- Supongo que, una parte de mi, se ilusionó al pensar que mi sobrino podría seguir mis pasos..."

Tras estas últimas palabras, se derrumbó finalmente, y Derek, sólo pudo abrazarlo para calmar esa pena.


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Pasaron un par de días desde aquel ataque, y John seguía en cama, sus heridas eran profundas, no sobreviviría a la siguiente luna llena, ¡era imposible que aguantase tanto! Pero esa noche, con la luna en fase cuarto menguante, ocurrió algo insólito. Las heridas del joven, curaron repentinamente, y él, abrió los ojos.

Estaba confundido, desorientado, dolorido aún apesar de haber regenerado correctamente, ¿qué le estaba pasando? Una especie de energía arrolladora hizo que se levantase de la cama, y se pusiese en pie. Le dolía todo el cuerpo, la vista se le nublaba, algo estaba cambiando en su interior.

Como pudo, salió de la habitación, dando tumbos y agarrándose a todas partes. Sus tíos estaban frente al televisor, distraidos, ajenos a su dolor, pero al verlo, dieron un salto repentino, -"¿Cómo es posible? ¡No es luna llena!"- exclamaba nervioso Derek ante el asombro de Ian. Efectivamente, no era posible, no era lo común, pero estaba pasando.

Los músculos de John comenzaron a desgarrarse, haciendo que éste gritase del dolor, sus huesos, abriéndose y aumentando su tamaño, adaptando así su nueva forma, su nueva naturaleza.

Ian corrió a por el arma, no estaban preparados para esto, se suponía que no era su momento, pero era tarde, el lobo de John salió cual viento huracanado, arremetiendo contra el cuerpo de sus tíos, indefensos, saciando así, su hambre voraz...

Alcanzada la plenitud del lobo, o, lo que es lo mismo, saciada su hambre, John regresó a su forma humana, el dolor causado era similar al de la transformación. Atontado aún por los efectos de la primera transformación, miró a su alrededor, y se echó las manos a la cabeza... Estaba desnudo, cubierto de sangre; la habitación empapada de restos de tripas, mienbros humanos, ropa desgarrada... y, bajo sus ahora garras, sus tíos.

John gritó, gritó hasta quedarse sin voz, no entendía nada, estaba nervioso. Cogió algo de ropa y salió corriendo de allí. Era muy temprano, no había salido el sol aún, y no pensó muy bien su destino, pero en cuestión de minutos estaba frente a la puerta de Tecna, y llamó.

Ésta abrió la puerta, en pijama, y con claros síntomas de no estar pasando por su mejor momento.

-"¿¡John?!"-exclamó nerviosa al verlo frente a ella, sano, sin aquellas heridas mortales, aunque cubierto de sangre

Pasaron dentro de la casa, y Tecna consiguió que se aseara y se desprendiera de aquella sangre que arrastraba. Preguntó varias veces qué había ocurrido, pero John no decía nada, estaba serio, desorientado aún. Miraba a su chica atentamente, ella sabía que algo no iba bien, esa mirada no era suya, no era John... Sin decir palabra, se abalanzó sobre ella, dejándola desnuda, y dando lugar a un momento de lujuria y pasión desenfrenada entre ambos.

Finalmente el sol se dejó asomar, dando lugar al alba, y, no muy lejos de allí, un alfa confuso estaba espectante, podía sentir la presencia del lobo, y esto le descolocaba, ¿se había dado una transformación fuera de la magia de la luna llena? Rápido, salió de allí con su beta, Elías, y otro miembro de la manada, Viggo, para seguir el rastro del lobo.

Rastro que le llevó a Henford Bagley, más concretamente, a la casa de sus tíos. Una vez allí, vieron el destrozo, los cadáveres, tocaba recoger para no dejar rastro a posibles cazadores, aunque, para Cassian, el rostro de Ian, le era más que familiar.


Terminaron allí, y siguieron olfateando el rastro de John, hasta que, llegaron a su destino.

Mientras, dentro de la casa, Tecna y John, con su lobo más calmado, se encontraban acaramelados...

-"¿Te sientes mejor?"-le preguntó la pelirosa

-"Sí... Mucho mejor..."

-"La sangre que llevabas... ¿Me vas a contar qué ha pasado?"-seguía preguntando

-"Yo..."-comenzó la frase, pero se vieron sorprendidos por Cassian y parte de su manada, quienes entraron en la casa sin previo aviso.

Instintivamente, John se posicionó delante de Tecna para protegerla, y, ésta, aguardó tras él.

-"Así que estás aquí... Te hemos estado buscando..."-dijo Cassian desafiante delante de él

-"El lobo se ha saciado en todos los sentidos..."-bromeó Viggo mirando a Elías

-"Entra en la habitación y no salgas, Tecna."-le dijo John a su chica

-"Tranquilo, chico. -siguió Cassian- no hemos venido a por ella, sino a por ti..."

Ante esto último, John se quedó mirando al alfa, perplejo, no le conocía de nada, pero, ese olor... Le era familiar. Mientras, Elías y Viggo, rodearon lateralmente a la pareja, para tener un mejor acceso a él, pero, algo llamó la atención del lobo blanco, Viggo.

-"Las marcas de tu cuello, chica.... ¿Quién te ha hecho esas marcas?"-le preguntó mientras se acercaba a ella para observarlas mejor.

Ante el descuido, Elías agarró a John, forcejeando al principio, pero neutralizándolo finalmente.

Tecna, alarmada por la agresividad, se puso a la defensiva, en un abrir y cerrar de ojos, tenía junto a ella a Viggo, agarrándola, y a Cassian, mirando aquellas marcas.

-"¡No le hagáis daño!"-exclamaba la joven

-"¿Quién te ha hecho esas marcas, chica?"-le preguntó Cassian muy serio e imponente, y no era para menos, ante ella tenía a un tipo grande, rudo, de casi dos metros de alto, el gran alfa de la manada

-"No... No lo sé...-dijo Tecna mirando a John- Porfavor, no le hagáis daño..."

-"¿Crees que será el mismo que mató a Jack el otro día?"-le preguntó Viggo a Cassian

-"Seguramente lo sea. Ese cabrón es fuerte y escurridizo. Dejemos a la chica, si ella es su fuente de alimentación, vendrá a por más, estaremos atentos. Nos movemos, ahora."-dictaminó Cassian

Y con su orden, agarraron a John, y se lo llevaron de allí, dejando a Tecna sola, llorando, gritando de la impotencia, con mil preguntas, y ni una sola respuesta...


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