A la mañana siguiente, tras dejarse todos los cultivos, y los animales, arreglados, Tecna se dirigió a casa de su vecina y amiga, Cecilia. Pasó allà gran parte de la mañana, la ayudó con su niña pequeña, con sus animales, pero, especialmente, con sus cultivos, pues Tecna poseÃa una especie de don con las plantas. Con ella, todas las cosechas salÃan más grandes, crecÃan antes, sus tonos verdes eran más intensos...
Comió con ellas y charlaron de todo un poco, especialmente de John y Trevor, pues, para las amigas, no habÃan secretos, y el tema de los chicos, era algo recurrente en sus conversaciones.
Tras terminar, de camino a su casa, Tecna se paró junto a la orilla del rÃo, se sentó frente a él. Cerró los ojos y respiró profundamente. PodÃa notar la brisa que recorrÃa el lugar, atravesar todo su cuerpo. PodÃa escuchar el sonido del agua fluir a través de la corriente. PodÃa incluso oÃr a los peces revolotear sobre la superficie... Todo era tan mágico...
En aquel mometo de paz, de sintonÃa con la naturaleza, recibió un mensaje que cortó la tranquilidad del momento, aunque no era, para nada, algo desagradable. El receptor era John, y directamente quedaron en el bar del pueblo para el café de la tarde.
Bajó hasta el pueblo y allà se encontraron. Tomaron asiento, y entre miradas, les sirvieron.
-"No pensé que me escribieras hoy...-dijo Tecna- Cómo ayer ya estuvimos todo el dÃa juntos..."
-"De eso te querÃa hablar... Tecna, nos conocemos desde hace seis meses, y... -estaba nervioso, se notaba en sus gestos y su forma de intentar articular- Y creo que llevo retrasando esta conversación contigo demasiado tiempo. -tomó aire y continuó- Cada dÃa que paso a tu lado, es maravilloso. Tú me has hecho olvidar todo lo malo que arrastraba cuando llegué aquÃ, a superarme, y, me doy cuenta, que necesito saber que habrá más allá en nuestra relación, que tenemos futuro juntos. Necesito saber que estamos en el mismo punto para poder avanzar..."
-"Joder, John..."- fueron las únicas palabras que pudo pronunciar Tecna, pues, esa declaración de intenciones, le pilló totalmente desprevenida, y ni ella era conocedora de si estaban en el mismo punto
-"Supongo que algo en mi interior ya conocÃa la respuesta... No estamos en la misma lÃnea, Tecna. Y yo... Yo no voy a perder más mi tiempo, porque, cada segundo que paso cerca tuyo, hace que mi corazón se acelere, mis pensamientos se nublen... Te quiero, pero he sufrido demasiado este último año como para seguir haciéndome daño..."
-"No digas eso, por favor. Yo también te quiero, pero no sé si estoy preparada..."
-"Si después de seis meses a mi lado, no tienes claro si estás preparada, es que no lo estás."
-"¡Joder, John! No puedes obligarme a tomar una decisión cuando tú quieras... Si estamos bien asÃ, ¿porqué lo vamos a estropear?"
-"¿Formalizar nuestra relación es estropearla? -la miró mientras le hacÃa esa pregunta, y sus ojos cambiaron. PodÃa notar como el nerviosismo la recorrÃa, pero, ¿porqué? Sólo podÃa haber una explicación...- ¿Hay otro, verdad, Tecna?- Pero ella no contestó verbalmente, aunque sà su cuerpo, pues se encogió de hombros y miró al suelo- Vale, dejo de hacer el gilipollas, que te vaya bien."
Dicho esto, se levantó de la mesa y se dirigió a la salida. Tecna seguÃa con la cabeza baja, no podÃa creerlo, sentÃa un dolor inmenso en el pecho. Los ojos se le aguaron como nunca antes. Se iba... Se alejaba de ella la persona más maravillosa que jamás habÃa conocido. ¿Qué le estaba pasando? ¿Era amor? No podÃa perderlo...
-"¡Espera, por favor! -gritó mientras salÃa corriendo tras él- SÃ, estoy en el mismo punto que tú, te quiero, y... Lo siento, por todo. A partir de ahora, sólo estamos tú y yo, nadie más."
-"¿Me lo prometes?"
-"Te lo prometo..."
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Tras aquella charla, la tarde transcurrió con normalidad, la actual pareja estuvo junta hablando durante horas, hasta que poco a poco, el sol fue bajando. Era hora de despedirse, a Tecna aún le faltaba una caminata hasta llegar a casa, y, aunque John se ofreció a acompañarla, ésta preferÃa ir sola.
Caminó un rato, hasta que llegó a uno de los puentes que cruzaban el rÃo, su casa estaba al otro lado, pero, de repente, el viento comenzó a soplar en dirección contraria, y con él, una melodÃa. "¿Qué es eso?" Se preguntó Tecna, pues, era la primera vez que lo escuchaba.
Curiosa, siguió aquella música, y ésta, la llevó hacia las antiguas ruinas que habÃan en el pueblo.
La noché se cerró sobre ella, y la música dejó de sonar. La luna llena, en toda su inmensidad, brillaba más que nunca, y Tecna, de golpe, se vió enjaulada en aquel lugar...
-"Awoooooooo"-se escuchó de fondo retumbando sobre las paredes de aquel antiquÃsimo lugar
Confundida, dio media vuelta y redirigió su camino hacia casa, pero, no estaba sola.
-"¿Qué haces sola aqu�"-preguntó Trevor, quién apareció de la nada tras ella
-"Joder, Trevor,-dijo sobresaltada- qué susto me has dado..."
-"No me has contestado, Tecna, ¿qué haces sola cerca del bosque?"
-"Ni que fuera la primera vez que estoy en él... Tranquilo..."
-"De noche, siempre has estado conmigo. Vamos, te acompaño a casa, no me gustan nada las noches de luna llena..."
Caminaron rápidos y en silencio hasta llegar a casa de Tecna. Una vez allÃ, ella sacó las llaves para entrar a casa, aunque, esperaba el momento en el que Trevor se diera media vuelta y saliese de su terreno.. Pero no fue asÃ. Él la miraba fijamente, con esos ojos tan intensos y, ella, confundida, intentó librarse de la situación.
-"Bueno... Gracias por acompañarme, de verdad, pero estoy muy cansada..."
-"¿No vas a invitarme a entrar?"-preguntó
-"Ya te he dicho que estoy cansada..."
Pero aquella mirada, tan penetrante, tan fija en ella... Estaba confundida, desorientada. ¿Porqué no decirle simplemente "no quiero verte más"? Algo en ella no podÃa hacerlo, era difÃcil de explicar, y sabÃa que le debÃa respeto a John, pero... ¡No! No podÃa controlarlo... Trevor, ante estos momentos de locura, se abalanzó sobre ella, besándola. Le cogió la llave, y abrió la casa, mientras poco a poco fue quitándole la ropa. "Eres mÃa...", le susurraba, y ella, simplemente, asentÃa con la cabeza...
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A la mañana siguiente, el sol entraba por la ventana de la habitación de Tecna. Ella, aún tendida sobre la cama, empezó a removerse, pues los rayos de aquel sol picaban más que nunca. Finalmente, acabó despertando entre un profundo mareo. La cabeza le daba vueltas, le dolÃa todo el cuerpo, especialmente el cuello... "¿Qué hora es?", murmuraba constantemente. El móvil sonaba, pero apenas tenÃa fuerzas para alcanzarlo. VolvÃa el incesante dolor en el cuello... Aturdida aún, pasó su mano por donde sentÃa más quemazón, y, al separarla, la mano manchada de sangre... ¡Otra vez!
Pasaron varios minutos, hasta que al fin, pudo levantarse de la cama, aunque el mareo persistÃa, negandose a abandonarla. Se dirigió al espejo que tenÃa en la habitación y se miró. ¡Otra vez la misma pesadilla! Tecna intentaba hacer memoria... ¿Qué ocurrió ayer? Estuvo con John, y luego escuchó algo que la llevó hasta las ruinas, y... ¿Una vez allÃ? ¡Nada! No recordaba más...
Ante la impotencia de no saber qué le estaba pasando, porqué cada ciertos dÃas amanecÃa cubierta de sangre, con dolor, mareada... Se tiró al suelo, desfogando junto con un profundo grito. El móvil seguÃa sonando, pero daba igual, no iba a contestar. Necesitaba calmarse y recuperar fuerzas.
Preocupado, por estar llamando a Tecna toda la mañana y no saber nada de ella, John se acercó a su casa. Llamó a la puerta, pero nadie le abrió. Sin embargo, Kira, la perra de Tecna, se acercó a él bastante nerviosa, ladrando constantemente.
-"¿Dónde está mamá, Kira?-le preguntó John al animal, y ésta, como loca, ladraba nerviosa mirando la puerta de la casa
En vistas de que Tecna no abrÃa, y Kira estaba realmente alterada, era obvio que algo le habÃa pasado a la pelirosa, asà que, forzó la puerta hasta que consiguió abrirla. Su casa era pequeña, por lo que no le fue muy dificil encontrarla.
Abrió la puerta de la habitación, y allà estaba ella, tendida en el suelo, llorando, y con el cuello cubierto de sangre.
Rápido, se acercó a ella e intentó incorporarla, aunque no pasó desapercibida la herida que llevaba. Ante su falta de fuerzas para mantenerse en pie, sólo pudo sentarla en el mismo suelo, y él, con ella.
-"¿Qué te ha pasado, joder?"-le preguntó sin saber muy bien como reaccionar al ver su estado
-"N...No lo sé... No recuerdo nada..."
-"¿Segura? Parece un mordisco... ¿Te atacó ayer algún animal?"
-"No... Bueno, no lo sé... De verdad, John. Me duele la cabeza, no recuerdo nada... Sólo sé que, no es la primera vez que me pasa..."
-"¡¿Cómo dices?! ¿Porqué no se lo has contado nunca a nadie? Porqué no me lo has contado a mi..."
-"¿Y qué quieres que cuente? ¿Que una vez cada dos semanas durante el último año me levanto as� Si no sé ni porqué me ocurre... Parece que estoy loca, ¿verdad?"
John se echó las manos a la cabeza... ¿Una vez cada dos semanas durante el último año? ¡Eso era mucho tiempo! No podÃa creerlo, pero miraba a su chica, veÃa la angustia en su rostro, y lo último que querÃa era empeorar su situación a base de preguntas.
-"Ven conmigo, voy a bañarte y a limpiarte esa herida."-dijo tras meditarlo bien, era lo único que se le ocurrÃa en esos momentos
La levantó como pudo, y la llevó al baño. Lenó la bañera con agua templada, la desvistió, y la metió con cuidado. Cogió una esponja y, con un poco de jabón, limpió la sangre del cuello. Tecna cerró los ojos, confiaba plenamente en él.
-"Nunca te habÃa visto con esas marcas si aparecen cada dos semanas..."-dijo John mientras limpiaba la herida
-"En dos dÃas desaparecen, suelo cubrirlas con maquillaje."-contestó Tecna
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Tras el baño, Tecna se vistió, mientras John esperaba en el salón con Kira. Bastante más animada, y con la herida cubierta, salió junto a ellos.
-"¿Cómo te encuentras?"-le preguntó John al verla salir
-"Bastante mejor, gracias a ti."
Él la miró, y sonrió, realmente le hacÃa feliz verla bien. -"Oye, ¿te apetece que salgamos a pasear? Asà te da un poco el aire y Kira corretea un poco, que la pobre lo ha pasado también mal..."-ella aceptó y salieron junto con la perra
Caminaron en silencio durante varios metros, sin alejarse mucho de la zona. John observaba a Tecna, podÃa notar aún su nerviosismo, no querÃa incomodarla más. Ella, en cambio, observaba melancólica a Kira corretear detras de los conejos de la zona.
-"Tecna, no quiero agobiarte, pero, igual deberÃas intentar recordar algo... Es decir, si hay un animal suelto por la zona, y ataca a la gente, las autoridades deberÃan saberlo..."
Tecna lo miró, no contestó verbalmente, pero sus ojos hablaban solos, no recordaba nada. Volvió a agachar la cabeza. John tomó aire y la expulsó notoriamente, ya no sabÃa qué más hacer para entender qué habÃa pasado.
Continuaron caminando en silencio, hasta que Kira, cansada de tanto correr, se echó cerca de la orilla del rÃo. Ellos la siguieron y se tumbaron junto a ella.
Más relajados, y ante un precioso atardecer, que cubrÃa todo lo visible con un manto anaranjado, se acurrucaron.
-"Prométeme,-habló John- que si te vuelve a pasar, me lo contarás."
Ella lo miró, y respondió junto con una sonrisa -"Lo prometo. Aunque te conozco, sé que no vas a estarte quieto, y necesito saber, que no harás ninguna locura...-se miraron unos segundos- Por favor, John..."
-"La noche está cerca, será mejor que te acompañe a casa"-dijo camiando de tema
Y sin dejar que hablase mucho más, se levantó rápidamente y llevó a las chicas a casa. Con el sol ya en sus horas más bajas, llegaron.
-"En casa.-dijo John- Ahora entrar ambas, echar el cerrojo, y llevar cuidado, por favor. Cualquier cosa, me llamas, no importa la hora. Estaré para ti."
-"Quédate conmigo esta noche, por favor."
Él le acarició su fino rostro, brillando como nunca iluminado por los últimos rayos de sol. MorirÃa por quedarse con ella, pero no podÃa ser, al menos no esa noche. Algo hacÃa daño a su chica, no podÃa estar de brazos cruzados, no se perdonarÃa jamás el no haberla ayudado, o, al menos, haberlo intentado. Tecna lo sabÃa, sólo con el tacto de sus manos en su piel, sabÃa que no estarÃa quieto, que buscarÃa sin descanso al animal que la atacó. Sólo podÃa suspirar y suplicar porque no le ocurriese nada.
-"Prometeme, al menos, que llevarás cuidado, que mañana vendrás a verme, que estarás bien..."
-"Te lo prometo..."