top of page
  • Foto del escritorLadynoell

Capítulo 16

El sol se escondió tras las colinas más altas, era la hora de la larga noche. Godfrey salió del sótano cuando el reloj marcó el inicio de la oscuridad, y se dirigió veloz a una de las habitaciones de la mansión. Dió un portazo, encerrándose sólo en aquellas cuatro paredes. Theodor se percató de aquello, y, con un paso moderado, lo alcanzó, interrumpiendo así su soledad.

-"Vete.-dijo rápido el rubio al verlo entrar- Quiero estar sólo."

-"Aunque no lo creas, no me gusta verte así."

Godfrey lo miró. En su interior, sabía que Theodor tenía mucho que ver con la decisión de Agatha. Aquella decisión que separaba sus caminos para siempre. Aquella decisión que estaba rompiendo su corazón en pedazos.

-"Quiero estar sólo."-volvió a repetirle Godfrey.

-"Está bien, haz lo que te de la gana. Estaré abajo si quieres que entrenemos o algo..."

Eso dijo, y así hizo, saliendo de aquella habitación y volviendo a dejar sólo a Godfrey.

Éste cerró los ojos. Volvió a abrirlos. Sentía impotencía por aquella situación. La rabia se iba acumulando en su interior. Aquella batalla interna de no poder enfrentarse a su amo, aquella ira profunda que le hacía debatirse entre el odio hacia Agatha, o el amor. El amor... Volvió a cerrar los ojos perdiéndose esta vez en los recuerdos...


AÑO 1634, SUSSEX, INGLATERRA


Podía verse una pequeña casa rodeada por montañas. La vegetación era abundante, y el verde el color principal. Los altos árboles no dejaban pasar el sol, aunque en aquella zona, casi siempre las nubes invadían el cielo. Junto a la casa, podía verse una parcela con cultivos y un pequeño establo. En él, una joven rubia, Mirah, de dieciocho años, acariciando una vaca, y a lo lejos, observando, un humano Godfrey de veintiuno.

-"¿Piensas quedarte mirando todo el día cómo cuido a la vaca?-dijo ella sonriente mientras Godfrey se acercaba- Ya sé lo que me vas a decir..."

-"En tu estado no deberías hacercarte a la vaca..."-dijo Godfrey ya a su lado

-"Justo eso sabía que me dirías...-rió mirando al rubio- Pero mírala, es muy buena, jamás me haría nada..."

-"Pero puedes tropezar, caer... ¿Qué tal si jugamos a prevenir? Ven, anda, mi princesa..."- la agarró de la cintura alejándola del animal

-"¿Princesa?-preguntó ella- ¿De qué reino?"

-"Del que te pienso construir. Las torres de tu castillo serán la envidia de toda Inglaterra; los sirvientes te harán la comida; los caballeros lucharán en tu nombre y morirán por ti..."

-"Aham... Continua, mi rey."


-"Y nuestro hijo podrá tener todo lo que ahora no podemos ofrecerle..."


Godfrey entonces abrió los ojos, sólo era un sueño, una vida muy lejana que con el paso de los años se le iba escapando de la mante, de los recuerdos... Se echó las manos a la cabeza y se restregó los ojos, ¡lo qué daría por volver a aquella vida! Miró a su alrededor. Observó cada uno de los muebles que componía aquella estancia. Miró la cama, y volvió a cerrar los ojos.

Se concentró tanto que podía sentir el roce con el cuerpo de su mujer. Podía olerlo. Podía ver cada poro de su piel, cada peca que lo componía. Podía sentir su hermoso cabello rubio acariciar su cuerpo, perderse por sus curvas. Podía notar el calor que desprendía su cuerpo aún estando la habitación congelada. Podía tocar...


-"¡Basta!"-gritó en un ataque de lucidez


Consciente de que todo aquello que tanto añoraba, no eran más que recuerdos perdidos en el tiempo, salió de aquella habitación furioso.

Bajó las escaleras hasta la primera planta, y, cuando estaba dispuesto a salir, apareció Agatha.


-"¿Vas a salir?"-preguntó de forma comedida la pelirroja. Godfrey la miró de arriba a abajo con desprecio, pero no le dijo nada, al contrario, salió por la puerta dejándola con la palabra en la boca- "Godfrey... Por favor..."

De fondo, en el salón, el señor de la casa, Theodor, la observaba con una copa en la mano. Sonreía. Estaba feliz y no podía ocultarlo.

-"¿Qué haces, Agatha?-le preguntó- Pensaba que te había dejado claro que Godfrey no es para tí..."

Agatha lo miró, pero no dijo nada. El desanimo podía con ella.

-"Alegra esa cara, pelirroja. ¿Quieres una copa?- dió un largo sorbo y se relamió bien las comisuras de los labios para que éstas no quedaran manchadas- Deliciosa... Es sangre fresca. He degollado a uno de los prisioneros... Una lástima ahora que lo pienso, ¡menudo manjar!"

Agatha seguía contemplando a su amo sin decir nada. Theodor la observaba, pero cansado de su silencio, explotó.

-"¿Te han arrancado la lengua y eso te impide hablar? Muy bien, lárgate de mi vista, vete a llorar a una puta esquina, que es lo que estás deseando. Es lo único que se te da bien. Sola y amargada..."

-"Pues como tú..."-dijo Agatha en una ataque inconsciente de valentía

-"¿¡Qué acabas de decir?!"- le replicó Theodor

Ante su propia insensatez, Agatha salió corriendo de allí, y se metió en una de las muchas habitaciones que poseía la casa. En este caso, un pequeño lavadero. Theodor la siguió con bastante tranquilidad. Entró a la habitación, y, apesar de que estaban solos en la mansión, cerró la puerta.

Agatha se encontraba apoyada sobre una encimera, de espaldas a la puerta, rezando para que su descuido no tuviese ningún tipo de castigo. Theodor, con bastante suavidad, la cogió por los brazos, y mientras los acariciaba, empezó a hablar:


-"¿Me tienes miedo que sales corriendo despavorida? No me lo tengas... -seguía acariciándola- Déjame contarte qué estará haciendo Godfrey en estos momentos, lo conozco tan bien... -sonrió- Seguramente, habrá cogido el coche y se habrá ido a la ciudad, cualquier antro le sirve. Irá a la barra, pedirá algo, y observará detenidamente el panorama.

¿Qué crees que estará buscando, querida? Exacto, una presa. Enseguida dará con alguna, Godfrey sabe perfectamente lo que le gusta. La observa un rato para saber si está sola, o con amigos... Y una vez tiene controlada la situación, se acerca a ella.

La invita a unas copas, charla un rato, la hace reír... El cabrón nisiquiera usa sus encantos de vampiro, no le hacen falta. Con esa cara de bueno, y esos ojos tan vibrantes... Caen como moscas. Enseguida le ofrecerá ir a algún sitio más íntimo. La chica le dirá que sí. Todas lo hacen.

Un callejón sin salida, un trastero, una zona de carga... Cualquier sitio es bueno para pasar un buen rato, ya sabes a lo que me refiero. Contra la pared, el suelo, no importa, lo que haya. Igual ahora, que vuelve a se un depredador nocturno, se da cuenta de que tú no eres gran cosa.


Y cuando él considera oportuno... ¡BOOM! La cena está servida... Doble placer. ¿Sabes? En la ciudad hay muchos crímenes, muchas mafias, la gente de allí no es de fiar, por un cadáver más nadie se va a preocupar...

Ahora, dime, Agatha, ¿qué piensas de todo lo que te he contado? Seguro que te sorprende, porque desde que llegaste a esta casa su cambio fue abismal... Él en verdad es así, cómo te he contado..."

Theodor seguía acariciando con delicadeza a Agatha. Ésta cerraba los ojos. Le dolía saber todo lo que le habían contado de Godfrey, ¿sería verdad? Pero, al mismo tiempo se le erizaba la piel con las suaves pasadas que le daba su amo. Sentía la yema de sus dedos acariciar sus brazos, su respiración sobre su cuello, aquella voz tan dulce, a la par que grave con la que le estaba hablando...

-"Mi querida Agatha..."-dijo finalmente Theodor mientras olía de forma descarada, pero sensual su pelo

Ella se dio media vuelta, y quedó mirándolo a los ojos fijamente. -"Mi señor..." dijo, y en un arranque de locura, lo besó apasionadamente. Él se lo devolvió, al fin y al cabo, era lo que buscaba, lo que se notaba en el ambiente, esa tensión sexual que llevaba arrastrando durante días.

Tras el beso, Theodor la apoyó sobre la encimera, mientras poco a poco iba quitándole la ropa a la vez que le abría las piernas.

-"Dime que me deseas, que me quieres dentro, sentirme..."-le dijo buscando la conformidad en Agatha

-"Te quiero dentro."-aprobó ella

Ambos se desnudaron, y acabaron dando rienda suelta a aquella pasión acumulada...



38 visualizaciones1 comentario

Entradas recientes

Ver todo
bottom of page