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  • Foto del escritorLadynoell

Capítulo 15

Corría una ligera brisa otoñal, aunque el calor persistía. Alypia paseaba, junto con su esclava, por los alrededores del campamento que había montado la legión negra, comandada por Tito. Se encontraban a dos días a caballo del lugar de dónde salió la joven, y todo era tan diferente... Los árboles eran fuertes y grandes, con unas hojas particicularmente llamativas; el suelo era verde, lleno de musgo y gran variedad de flores. Los colores que vestían aquel paisaje eran totalmente opuestos a lo que ella estaba acostumbrada.

Respiró profundo. Estaba feliz. Caminaron varios metros más, hasta llegar a una pequeña balsa de agua, formada por la propia corriente del río. Allí la vegetación era aún más abundante si cabe, y, pequeñas aves reposaban en aquel lugar. Alypia se sentó próxima a la orilla.

Quedó contemplando el lugar un largo periodo de tiempo, hasta que, a lo lejos, pudo observar cómo se aproximaba un soldado. "Será algún soldado enviado por Tito para que regrese", pensó, pero los colores de la armadura nada tenían que ver con las oscuras capas de la legión negra, al contrario, era roja, cómo las que lucían los soldados de su hermano. Se levantó para recibirlo, aunque no de muy buena gana.

-"Aurelius, -comenzó la joven- has sido valiente al llegar hasta aquí. Supongo que es mi hermano quién te envía. Pero, antes de que digas nada, déjame decirte que no voy a regresar. Mi lugar ahora está al lado de Tito."

-"No vengo para que regreses, sino para prevenirte."

-"¿Prevenirme de qué?"

-"Como bien sabes, la ciudad ha sufrido ataques durante días, dejando numerosas bajas entre nuestras filas. El demonio ahora pide tu cabeza.-Alypia quedó atónita ante aquello, pero Aurelius debía continuar- Vengo en nombre del General Lucius, tu hermano, quién te ruega que no regreses hasta que hayan puesto fin a la amenaza."

Tras ellos, escondido entre la abundante vegetación, se encontraba un Tito muy cabreado y decidido.

-"Ya veo, mujer, como usas la libertad que te concedo.-dijo furioso Tito- ¿Cómo he de tomarme que estés apartada al lado de un soldado de tu hermano?"

Alypia, se echó las manos a la cabeza, estaba nerviosa, Tito en ese estado le imponía y ella debía obedecerle en todo. Aurelius se giró y se dirigió a él.

-"General Tito, he venido a entregar un mensaje importante a la señora, de su hermano."

-"Tú te callas.-ordenó Tito al soldado- Debería clavar tu cabeza en una pica y ver cómo las aves deboran tus ojos."

-"Pero Tito..."-saltó Alypia intentando mediar entre ambos

-"Vete al campamento, mujer."- así ordenó, y así hizo ella, acompañada de la esclava- " Y tú, soldado, puedes volver y llevarle éste mensaje a tu General: Alypia ahora es mía, la mujer con la que me acuesto cada noche, y también con la que me levanto. La que disfruto. En ningún caso pensábamos regresar."

Aurelius recibió el mensaje, cambió su camino para alcanzar su caballo, y regresar. Pero la voz de Tito rompió el silencio de la naturaleza.

-"Espero que os maten a todos."- y caminó dirección al campamento


Cuando llegó, entró en la tienda que ocupaba y echó a la esclava con un gesto de la mano, para quedarse a solas con Alypia. Ésta habló nerviosa al verlo.

-"Tito, sé que estás enfadado, es comprensible, pero no hay nada más allá del mensaje que he recibido por su parte."

-"Desde que entró en nuestro terreno, mis guardias lo han estado vigilando. He escuchado todo, Alypia."

-"Pero... ¿Entonces? ¿Porqué ese enfado? ¿Ayudarás a mi hermano enviando a tu legión?"

-"¿Tú me ves con cara de querer ayudar a tu hermano? Espero que los maten a todos, especialmente a él."

Tras estas palabras, Alypia se derrumbó. Se trataba de su hermano, su sangre, su familia...

-"Shh... No llores mi amor,-dijo Tito intentando consolarla- todo lo que digo es pensando en nosotros, ahora somos una familia. Tu hermano es considerado uno de los mejores guerreros del imperio, solo su nobleza supera su destreza en el campo de batalla. Mientras él esté vivo, no habrá nadie que consiga el reconocimiento que tiene. Como ves, todo lo hago por nosotros... No llores más..."


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Mientras, es misma mañana, pero al sur de la península, Lucius salió al fin de su encierramiento. Había pasado toda la noche meditando acerca de todo lo que le había contado Ava, de cómo llegó, recordando cómo perdió a su mujer... Esa noche, Ava no había pasado la noche con él, entendía que estaría alojada en alguna habitación para huéspedes. Aún así, se aseguró preguntando a la esclava.

Se acercó a la puerta y llamó -"¿Puedo pasar, Ava?"-pero no obtuvo respuesta alguna, aún así, abrió la puerta y entró

-"No te he dicho que pasaras...-dijo una Ava hundida encogida sobre la cama- Vete, no me encuentro bien..."-dijo intentado reincorporarse

-"Ava, siento mucho haberme puesto así... Perdóname."-le dijo mientras la cogía del brazo y la levantaba de la cama haciendo el amago de abrazarla

-"¡NO!-exclamó furiosa ella- ¡A mí ahora no vengas a darme abrazos! ¿Eres consciente de la noche que he pasado? ¡Ésta es tú casa, no la mía! Me he sentido sola, desorientada, llorando desconsoladamente sin saber qué coño he dicho o hecho para que tuvieras esa reacción... ¡Estoy cansada de que todo el mundo me trate como una puta mierda!"

-"Ava..."

-"¡QUÉ!"


Ante el último grito, Lucius se vino abajo, sentándose sobre la cama. En cualquier otra situación, jamás hubiera permitido que nadie le levantase la voz, pero no pudo más. El nudo que llevaba en la garganta le impedía continuar. Debía desahogarse para poder cerrar aquel capítulo tan oscuro de su vida...

-"Lo siento...-dijo finalmente con la voz entrecortada- Sé que no estás en tu lugar, y que soy lo único que tienes aquí. Pero, ayer, me hiciste revivir algo oscuro, algo que he intentado olvidar pero me persigue constantemente... Hice un trato con una bruja, y ésta se cobró la vida de Livia, mi mujer... La culpa me persigue día y noche. Jamás debí aceptar. La condené sin saberlo... Y, ahora, pensar que tú puedas pasar por lo mismo me mata por dentro..."

-"Lucius, yo.... No tenía ni idea... Hice lo que hice para estar junto a ti..."

Lucius la abrazó con fuerza. Visiblemente estaba afectado. Ava se lo devolvió, pero algo en su rostro cambió, aquella historia le hizo recapacitar... ¿Qué le pasaría a ella? ¿Cuál sería su precio a pagar? Tras unos intensos segundos, Lucius levantó la mirada hacia ella.

-"Una bruja se llevó a mi mujer, pero ahora te ha traído a ti... El tiempo que nos quede, seamos felices... Nos lo merecemos."

Tras la reconciliación, y la intimitad que les brindaba aquella habitación, se fundieron en un acalorado beso. Poco duró, pues a lo lejos se podía escuchar una voz masculina gritar "General, General". Se trataba de Sextus, estaba en la puerta esperándolo, y éste salió para ver qué ocurría.

-"Entras en mi casa pegando gritos... Importante será tu anuncio."-le dijo Lucius

-"Importante es. Dan aviso de dos cuerpos sin vida en las termas."

-"¿A plena luz del día?-cuestionaba Lucius- Me pongo el uniforme y te acompaño"


Así hizo. Ambos llegaron al lugar del crimen y se encontraron dos cuerpo tirados en el suelo. No había sangre alrededor. Lucius se acercó a examinarlos.

-"Los han estrangulado.-dijo- Mira las marcas de su cuello."

Sextus no se acercó, se mantuvo unos pasos retirado, serio.

-"Estos hombres eran patricios importantes en la ciudad, ¿quién les haría algo así?"-preguntó Lucius

-"Quién sabe...-respondió Sextus- Igual sólo estaban en el lugar equivocado... Al final va a ser verdad eso que comenta la gente, que este no es un lugar seguro... Menos mal que enviaste a tu hermana bien lejos de aquí...¿Verdad, General?"

-"¿Porqué mencionas a Alypia, Sextus? Olvídala ya. Que no te lo repita más veces."

-"Claro... Olvídala, dice. No ibas a permitir que Alypia acabe con un simple soldado como yo, ¿no? Mejor que se la folle un General con mano en el Senado."

Lucius se plantó ante él, a escasos centímetros de su cara y dijo:

-"Repíteme eso, soldado. Porque ya me estás tocando los cojones."

-"Te lo estoy diciendo a la cara, General... Te crees uno de los nuestros, pero no eres más que un hipócrita que siempre tiene su culo entre sedas."

-"¡¿Tú crees?!- gritó el General dándole un golpe seco en la cara y tirándolo al suelo- ¡Igual necesitas que te recuerde porqué llevo una maldita cicatriz que cruza toda mi cara!"

Furioso, comenzó a golpear a Sextus en el rostro una y otra vez. Éste, intentaba defenderse, pero la fuerza de Lucius era superior. Tras unos golpes más, la sangre prodecente del rostro del rubio, salpicó sobre Lucius, quién paró repentinamente de sacudirle.

-"No me vuelvas a retar, soldado. Igual la próxima vez no paro a tiempo."

Y sin más, se marchó, dejando a Sextus intentando recobrar el aliento aún tendido en el suelo...


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