Capítulo 12

Finalmente, la luna brillaba ante un cielo despejado, dejando ver todas sus estrellas. Los soldados encendieron una hoguera frente al cuartel donde guardaban todas sus armas y donde hacían los turnos de cambio. Livio, Marco y Sextus hicieron el último relevo, y esperaban la llegada de su General para hacer la ronda, pero pasaban los minutos y ni rastro de él. Poco a poco se iban impacientando.

-"¿Le habrá pasado algo?-preguntó Livio de forma general- Es muy raro que no haya llegado ya..."

-"Estará ocupado con la fulana que llegó fingiendo ser su esposa...-soltó Sextus con cierto desprecio- Luego si nosotros decimos de irnos a disfrutar un rato nos come."

-"La última vez nos echó una buena bronca,-le contestó Livio- y nos dejó también a medias"-rió

Marco, el más prudente y sensato de los tres, había estado callado escuchando la conversación, pero finalmente salió a poner cierto orden:

-"Vamos a calmarnos, soldados. Nuestro General nunca ha perdido una guardia, y dudo que lo haga. Su situación ahora es compleja, démosle tiempo."

-"¿¡Tiempo?!-dijo exaltado Sextus- Tiempo es lo que no tenemos. Tenemos una clara amenaza sobre nosotros, no podemos pedir tiempo. Nuestros hermanos de batalla han muerto. No pidamos lo que no tenemos.- tras sus palabras, miró el fuego, contempló como ardía la leña, y recordó a cada uno de los soldados que habían muerto a manos del demonio. Volvió a mirar a sus compañeros- O todos, o ninguno. Abandono mi guardia esta noche."

Y así hizo. Dejó a sus compañeros solos mientras él dejaba atrás aquel lugar.

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Dejando atrás el pasado, en la actualidad, pero bajo el mismo horario en la noche, nos vamos con el clan. Theodor, salió del sótano, alimentado, y se dirigió hacia Godfrey:

-"¿Sabes?-le dijo- Estoy pensando que esta noche no me apetece quedarme encerrado en la mansión,-cómo si alguna noche lo hiciera- tengo ganas de pasarlo bien... Hoy cruzarás conmigo el portal."

Godfrey lo miró, el pasarlo bien sólo podía significar una cosa: matar.

Escuchando tras la puerta, se encontraba Agatha, y de la nada salió exaltada ante la posibilidad de poder cruzar aquella línea temporal.

-"¿Puedo ir yo también, mi señor? Haré lo que sea si me llevas."

Theodor la miró de arriba a abajo. Rodó los ojos. -"Serías un estorbo del que estar pendiente. No."-dijo tajante

-"Por favor, mi señor, no lo seré. Haré lo que sea..."

Theodor miró a su vástago, y éste le devolvió la mirada pidiendo que su chica los acompañe. Entre ellos no hacían falta las palabras, después de tantos años se conocían a la perfección, y Theodor, a veces, necesitaba la ayuda de su vástago para continuar.

-"Cámbiate de ropa.-le dijo a la híbrida- Y recuerda, me debes una."

Así hizo, y los tres cruzaron el portal.

Al hacerlo, nos encontramos en la misma línea temporal, pues, encontraron, a lo lejos, a Sextus abandonando su guardia. Aquella la cual dejaba al inicio de la noche.

-"¡No es justo! ¡La guardia debemos hacerla todos!"-escuchaban decir a Sextus dando voces desde la lejanía.

-"Parece que tenemos un posible cabo suelto...-dijo Theodor a los suyos sonriendo- Agatha, querida, ¿porqué no te acercas a él y lo distraes? -la miró, y ella asintió con la cabeza- Pero, recuerda, no lo muerdas, ni lo ataques. Sólo atúrdelo para dejarlo a nuestra merced. Igual tenemos ante nosotros un eslabón débil del que sacar información."

-"¡Qué quieres!"-le gritó sin haberla mirado bien realmente

-"Busco compañía, y te he visto tan solito...-le dijo la pelirroja de forma chulesca mientras Sextus la miraba de arriba a abajo- Podríamos pasar un buen rato, tú, tus músculos, y yo..."-le dijo mientras acariciaba sus fuertes brazos

El rubio la miraba, y de reojo observaba cómo lo acariciaba. Se le erizó la piel. Aquella mujer era extraña, no vestía de forma común, pero eso le estaba excitando. Ante la respuesta física del soldado, Agatha le besó, y él se dejó llevar.

A lo lejos, Godfrey, viendo la escena, sopló. Giró la cabeza. No quería ver aquello. El beso entre ambos cada vez era más apasionado, cómo si a ella no le estuviese costando trabajo hacer aquello. Theodor notó el recelo de su vástago ante aquella imagen.

-"Sólo está haciendo su trabajo."-le dijo para intentar calmarlo

Mientras, aquel beso que cada vez era más apasionado por parte de ambos, aunque el encanto vampírico de la híbrida influía bastante sobre el soldado, acabó llevándolos al suelo. Agatha subió sobre él. Siguió besándolo. Pero, ese descontrol, hizo que la pelirroja despertara sus instintos más oscuros, acercándose cada vez más al cuello del soldado. Desde la distancia, Theodor se percató de ese detalle, y se acercó rápido a parar aquello, pues, morderlo, no estaba en su plan inicial.

-"Detente inmediatamente, Agatha"-ordenó

Ella le soltó, en ese momento fue consciente que el monstruo de su interior estaba actuando por ella. Miró a Godfrey. Estaba muy serio.

A Sextus le costó varios segundos reaccionar, pues estaba bajo el encanto de la pelirroja, pero una vez se vio libre, dió un salto levantándose del suelo. Tenía frente a él al demonio.

-"Vaya un agradecimiento que me llevo,-le dijo Theodor para romper el hielo- esa pelirroja iba a dejarte seco. Te acabo de salvar la vida."

-"Tú no salvas vidas. Tú las quitas."-le respondió haciendo el amago de sacar su espada

Theodor hizo una mueca con la boca.-"Ahórrate eso, soldado. No voy a hacerte nada. Te pido, amablemente, que me acompañes a un lugar más tranquilo. Para hablar. Creo que tú y yo, podemos llegar a ser amigos."-le sonrió. Sextus, una vez más, se dejó llevar por ese encanto que el vampiro se empeñaba en transmitir.

Caminaron varios metros, hasta entrar a una gruta. Una vez dentro, la magia que emanaba de aquel lugar, rompió nuevamente el encantamiento que caía sobre el soldado. Pero ya no había salida. No llevaba su espada. Y frente a él, su enemigo.

-"¿¡A qué maldito agujero me has traído?!"-gritó enfurecido Sextus

-"Calma, soldado.-dijo Theodor- Este agujero, como tú lo llamas, desprende una magia especial, pequeñas esporas en el ambiente que delatan que aquí estuvo por última vez la piedra que tu General me robó.- Sextus lo miraba a él, al igual que observaba el entorno. Era incapaz de ver aquellas esporas, pero sí podía sentir esas vibras sobrenaturales- Por tu expresión, sabes de lo que hablo, ¿verdad?"

-"¿Qué quieres de mí?"

-"Vas al grano, me gusta. Tú y yo, si quieres, podemos llevarnos bien."

-"Lo dudo..."

-"Dame una oportunidad, hombre...-sonreía- Antes, te he escuchado quejarte. A veces, todo lo que reluce, no es oro. Y tú, no pareces del todo conforme con ciertas decisiones... ¿Me equivoco? Te ofrezco un trato: ¿Quieres la inmortalidad? La tienes. ¿Riquezas? ¿Mujeres? Te doy todo eso, y más. Sólo busco información, un aliado en quién confiar.

-"No busco riquezas, ni mujeres. Sólo quiero reconocimiento, poder hacer las cosas mejor de las que el General Lucius las está ejecutando. La gestión se le está yendo de las manos, y no es consciente. Yo podría hacerlo mejor."

-"Quieres convertirte en el nuevo General, ¿me equivoco?"-preguntaba el vampiro

-"Si para hacer las cosas mejor necesito serlo, que así sea. Hace mucho que Lucius dejó de merecer ser quien es."

-"Me encanta escuchar eso...-se regocijaba Theodor- ¿Ves como si podemos llevarnos bien? Hecho, te convertiré en el nuevo General cuando acabe con su miserable vida. Pero, para ello, necesito saber dónde tiene lo que me robó. -Theodor le tiende la mano con una media sonrisa de victoria- ¿Hay trato?"

Sextus miró el brazo tendido hacia él. Giró ligeramente la cabeza, observó a lo lejos a Godfrey y Agatha mantenerse en un segundo plano. Miró a Theodor, cómo sonreía impaciente, pero decidido. Cerró los ojos unos segundos. Tan sólo en esos segundos pensó lo que realmente quería. Quería ser General. Pensaba de verdad poder gestionar mejor la situación con Theodor como aliado. Ya no habrían más muertes, tan sólo la de Lucius. Una vida por muchas. Debía de intentarlo. Volvió a abrir los ojos, y decidido, cogió la mano que Theodor le tendía. Había trato.

-"¿Qué sabes de la piedra que oculta tu General?"-le preguntó el vampiro tras soltar sus manos

-"No sé mucho. Tan sólo que juró mantenerla alejada de ti. Si supiera dónde la tiene, ya te la habría dado para acabar con todo de una vez."

-"¿Nada más?-preguntó algo exaltado- ¡Necesito saber dónde está!"

-"Yo nunca dije que supiera de su paradero..."

Theodor agachó la cabeza y suspiró, llevaba razón, nunca lo dijo.-"Vale...-dijo más calmado- Me cuentas que entonces alguien se la dió para alejarla de mí... Pero, ¿quién? Esa piedra estaba en manos de mi padre. Nadie se atrevería a enfrentarse a él con semejante poder recorriendo cada vena de su cuerpo."

-"Como te he dicho antes, no sé más.-expuso Sextus decidido- Pero si me das tiempo puedo tratar de averiguar algo."

-"Tiempo es lo que no tengo... -meditó durante un instante y siguió- Tres días, soldado. No tienes más tiempo. Dentro de tres noches nos vemos en este mismo lugar. ¡Ah! Una última cosa, trae contigo a la hermana del General. La necesito."

-"¿¡Alypia?!"- Sextus agachó la cabeza, se frotó la frente con las manos. No podía entregarle a Alypia. No podía... Pero no dijo nada más. Permaneció callado, pues, aunque ahora eran aliados, no olvidaba que delante tenía a un asesino.

-"A esa, sí. -se quedó observando los gestos del soldado y continuó- ¿Sabes? Ser General en ésta época, tener tu propia legión... Está bien. Pero ser inmortal, disfrutar de los placeres de la noche, de la vida... Es sublime. Piénsalo. No me vendría nada mal un soldado en mi nido."

Terminó de hablar, dió media vuelta, y echó a caminar hacia la salida de aquel lugar. Tras él, Godfrey y Agatha siguiendo sus pasos. Pero Sextus se quedó allí, pensando constantemente en ella, Alypia...