Capítulo 1

"Siento un espeluznante escalofrío recorrer todo mi cuerpo, mientras éste se estremece. Mis extremidades, entumecidas, gritan sin pronunciar palabra alguna ayuda, entre tanto, un estremecedor helor recorre cada esquina de la habitación, y junto a esa sensación, una voz femenina se escucha cantar en la lejanía, aunque no es una canción agradable, y la voz... Aquella voz me está encogiendo el mismisimo corazón. Finalmente, consigo recoger las fuerzas suficientes para abrir los ojos.

Miro a mi alrededor, ¡no puede ser! ¡Estoy en casa! Pienso mientras contemplo como estoy comodamente tumbada en mi cama, con mi pijama puesto. Por la ventana, los rayos de sol de la mañana deslumbran las paredes de mi dormitorio. La chirriante voz que escuchaba hace unos instantes ha desaparecido, y en su lugar, escucho cantar a los pájaros de la zona. Algo dentro de mi se relaja y no puedo evitar sonreir, todo había sido una mala pesadilla.

Me levanto de la cama tocando todo a mi paso, asegurándome de la realidad que estoy viviendo. Las yemas de mis dedos rozan el papel de la pared, provocándome una paz satisfactoria, y en mi mente tengo a mi fiel compañera, así que sin dudarlo grito su nombre -¡Kira! Salgo del dormitorio corriendo y desde el salón, la escucho ladrar, así que no lo dudo, vuelvo a correr hacia la parte trasera de mi casa, dónde está la cocina, y allí está ella, aunque no está sola.

-John... - suspiro para mi al verle feliz preparando el desayuno para ambos.

-Al fin despiertas, ratona.- me dice cariñosamente mientras se acerca a mi y me rodea con sus brazos, fuertes y definidos, envolviéndome en un intenso abrazo. - ¿Tienes hambre? He preparado unas tortitas con fresa, cómo a ti te gustan.

¿Tengo hambre? Pienso por dentro... No estoy segura de controlar esa sensación en este momento. Vuelvo a sentir un escalofrío que me hace plantearme la realidad que estoy viviendo, pero veo a John feliz, acercarme el desayuno a la mesa, mientras me agarra y me sienta con ternura a la mesa, y pronto desaparece el malestar que me rodea.

Cual príncipe Disney, se levanta y recoge todo, siempre con una sonrisa, mientras yo permanezco inmovil observando cada movimiento. Mi vista se gira entonces a Kira, quién totalmente pasiva, está inmovil sentada en el suelo, mirandome continuamente... ¡Mi Kira estaría persiguiendo conejos montaña abajo! ¿Qué coño está pasando?

De repente, el viento sopla fuerte, moviendo todas las ramas de los árboles más próximos, y junto a ese movimiento, vuelvo a escuchar aquella chirriante voz femenina sonar, y como acto reflejo, me levanto rápida y me pongo en alerta, pero algo me detiene, algo hace que simplemente quede en pie, sin poder hacer nada más. Estoy empezando a ponerme muy nerviosa.

John se acerca, y me agarra de la mano, sigue con una sonrisa.. ¿Porqué mierda sonríe tanto? Me lleva hacia adentro y con amor, me acaricia, me susurra en el oído mientras siento su respiración sobre mí y mi corazón empieza a acelerarse... Joder, me siento mareada...

Abro los ojos nuevamente... ¿Qué ha pasado? Es todo tan confuso... Vuelvo a estar sobre mi cama, pero esta vez John está junto a mi...

-¿Te encuentras mejor? ¿Más relajada? - me dice mientras puedo ver como ambos estamos en ropa interior

-No entiendo qué está ocurriendo, John... Algo de todo esto no va bien... Yo... -le miro y sigue sonriendo, automaticamente doy un salto de la cama y lo encaro- ¡Tú no eres John...!

Aquel ser se levanta y ahora es él el que me encara.

-¿Porqué crees que yo no soy John? ¡Mírame! -me dice con aquella odiosa sonrisa falsa- Igual es que el polvo no te ha sentado muy bien...

-¡Se acabó! -esto ya sí que ha terminado de abrirme los ojos y estoy muy enfadada- ¡Tú no eres John, y Kira no es mi perra! ¡Todo aquí está mal! ¡Esto no es real! ¡Tú no eres real! ¿Me escuchas? ¡Nada en este maldito sitio lo es!

Tras mis palabras, aquella voz femenina volve a sacudir la habitación, esta vez, mas odiosa que nunca, tanto, que se me clava su sonido por dentro y me hace gritar del dolor, en cambio, John sigue riendo, pero no como antes, sino de forma más maquiavélica y perturbadora.

Tras varios segundos de dolor, todo queda en silencio. Consigo recomponerme y cuando alzo mi mirada, aquel ser ya había tomado su forma original, ahora si tengo miedo, aunque vuelvo a cerrar los ojos y caer en un profundo sueño..."

Tecna al fin recobra el conocimiento, abriendo los ojos poco a poco... Al principio todo es borroso y oscuro para ella, pero la claridad va apareciendo. El suelo dónde estaba tumabada está frío y húmedo. Pequeñas alimañanas correteaban alrededor de ella, como si un trozo de carne muerta se tratase, pero es que, en el suelo se podía ver la putrefacción de lo que hubiera anteriormente a ella, así como el hedor corrompido a sangre podrida, carne descompuesta y heces.

Angustiosa, Tecna se incorporó y pegó su espalda a la pared, viendo que estaba metida en una celda. Tras los barrotes, junto a ella, estaba Sauron, serio pero cierto gesto de satisfacción.

-"¿No te ha gustado la realidad que te he ofrecido, pequeña?" - preguntaba curioso el vampiro

-"Vete al infierno" - murmuró Tecna sin apenas mover un músculo de dónde estaba apoyada

-" Aunque creas que es cruel, sólo intentaba mantenerte feliz ajena al dolor real, pero has elegido, y no con sabiduría, pero lo has hecho. - Tecna seguía inmovil y con la vista perdida en un punto fijo, aunque escuchando cada palabra de aquel ser - ¿Sabes? - continuaba Sauron - Entiendo perfectamente lo que puedes estar sintiendo en este momento, porque a mi también se me desgarró el alma tiempo atrás..."

-"¿¡Qué alma puede tener un monstruo como tú?!" - exclamó la ninfa girando la cabeza hacia él por primera vez

Sauron, por su parte, se sentó junto a ella, al otro lado de la celda, y dejó que su cuerpo se relajara para entonces hablar:

-"No siempre he sido el mosntruo que ves ahora. Hace muchos años era un hombre normal, un humano sin grandes aspiraciones salvo la de trabajar para alimentar a su familia. Tenía una mujer preciosa, y dos niñas adolescentes, gemelas, de quince años. Éramos felices con lo poco que teníamos, pero una noche, apareció en casa el autentico diablo. Abusó y maltrató a mi familia hasta acabar con ellas, y a mi me convirtió en lo que soy. Desde entonces, el alma que pudiera tener murió, y sólo existe en mi el sentimiento de venganza y odio. ¿Me mandas al infierno? Tranquila, es a donde vamos."

Tecna escuchó todo con detenimiento, aunque nada de lo que aquella alimañana dijo le conmovió ni lo más mínimo.

-"¿Quién es más monstruo: el que hizo o el que siguió sus pasos? - replicó la pelirosa con cierta repugnancia en sus palabras - No importa tu pasado si tomas el mismo camino que tu creador. Quizás, el día que al fin consigas reunirte con tu familia, ellas te den la espalda, pues en nada las ayudas si te conviertes en lo que acabó con sus vidas."

-"¿Convertirme en mi creador? No niña, yo soy superior, yo tengo la capacidad de ver más allá, y de saber lo que es mejor para los míos. ¡El mundo necesita la salvación! ¡A alguien que los guíe, pues está perdido en el caos, y sólo yo puedo ver eso! ¡El ser humano se deteriora cada vez más, sois demasiados! ¿Y mi especie? ¡Já! ¡Demacrados por la misma línea sanguínea, escondidos en las cloacas como si fuesen ratas, degradados con hibridaciones menores! Mi especie no merece eso, y necesita una purga. Tras la muerte del último vampiro mayor, Petar, vástago de Djall, los hijos de Theodor pasamos a ocupar ese escalón en nuestra especie, sin embargo, ninguno lo merece, ni siquiera yo, pues estoy muy por encima de ese estatus. Yo liberaré a Nazaret, traeré una reina olvidada a este mundo, y junto a ella, reinaré, acabando así con todos mis enemigos y restaurando el orden natural del mundo... Y tu, pequeña, tu eres la llave que abre la jaula donde la soberana descansa."

-"Cuando él se entere irá a por ti..." - reaccionó Tecna ante tal discurso levantándose y mirándolo a los ojos fijamente

-"¿Te refieres a Miguel? - pregunta el vampiro con cachondeo - Pues que venga, le tengo ganas y lo llevo esperando muchos años..."

Tras sus palabras, Sauron dió media vuelta, dejando a la joven allí encerrada, sola, ante tanta oscuridad y desasosiego.

Subió unas kilométricas escaleras en forma de espiral, hechas de piedra y extremadamente estrechas, iluminadas por apenas unas pocas velas encendidas, hasta que salió al salón principal de su morada. Allí lo esperaba Amonute, inquieta y preocupada.

-"Rompió mi hechizo, lo sentí..." -expresó la bruja ante la inexpresiva mirada de Sauron

-"Lo hizo. -verbalizó el vampiro - Es fuerte, pero está débil, y en ese estado no supone ninguna amenaza, además, estoy seguro de que sabrás seguir estabilizando su magia para que no nos cause ningún daño, ¿verdad? -la bruja asintió ante la mirada fulminante del amo- Bien, pues sigue trabajando entonces, el camino hasta la ubicación de la reina será largo y tedioso, y no quiero interferencias de ningún tipo."

-"Avisaré al resto del clan para que se preparen.." -añadió Amonute

-"Ellos no vendrán. -extrañada ante tal afirmación Sauron continuó- He dicho que no quiero ningún contratiempo en la travesía, viajaremos sólo los tres, el resto del clan no están preparados."

Abrió un armario y sacó una espada, larga pero ágil, de acero limpio y cuidado. Su mango, envuelto en oro recubierto con piedras preciosas iluminaba su frágil piel, dando el poderío que tanto ansiaba el vampiro.

-"¿Qué harás entonces?" -preguntó temorosa la bruja

-"Te lo acabo de decir, no están preparados."

-"¡Pero son tus vástagos! ¡Será cómo clavarte el acero sobre ti mismo!"

-"Si... Dolerá... Y lloraré... Pero todo en esta vida merece sacrificios..."

Así habló, y dejando a Amonute cubierta de una aterradora sensación, salió de aquella sala para comenzar su purga.